Page 18 - Manuel Piar reivindicación histórica de un prócer
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Omar Hurtado Rayugsen
realizada en horas del mediodía, por lo prolongado de la
conversación, fue un acto de confesión, ocasión en que dejó
en su celda el famoso crucifijo del siglo XVIII al que usted
hace referencia; la segunda, minutos antes de ser fusilado,
sin duda, de despedida. Estos son los únicos encuentros co-
nocidos entre un representante de la Iglesia católica y Ma-
nuel Piar, previo al acto de fusilamiento, cuya información
fue recopilada por don Bartolomé Tavera Acosta y publica-
da en su obra Anales de Guayana a comienzos del siglo XX.
OHR; ¿No se ha localizado ningún registro eclesiásti-
co sobre honras fúnebres a Manuel Piar?
HCR: No. De haberlos localizado, desde el siglo XIX
se sabría dónde fue enterrado y los datos sobre su funeral,
etc. La presencia o actuación de las autoridades eclesiás-
ticas de Angostura los momentos posteriores al hecho
cierto del fusilamiento, insisto, no están claros ni en las
crónicas ni en la documentación oficial e histórica. Como
señalamos, la información conocida hasta ahora sobre el
deceso y el destino de los restos es la que brinda el gobier-
no republicano (Acta de Ejecución) no la Iglesia católica.
OHR: ¿Usted duda de lo que se ha afirmado oficial-
mente sobre el lugar dado a los restos mortales del general
en jefe Manuel Piar?
HCR: Después de estudiar las fuentes eclesiásticas,
analizar y reinterpretar el texto del Acta de Ejecución sus-
crito por funcionarios del Gobierno republicano, sí; y la
hipótesis que discutimos y desarrollamos en este estudio,
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