Page 25 - Carabobo Bajo Palabra
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reconoce sus limitaciones (por modestia o para instar a otros), pero
sabe de muchos que pueden acometer con fortuna la urgencia de can-
tarle a la América. Escribe el poeta:
Mas no a mi débil voz la larga suma
de sus victorias numerar compete;
a genio más feliz, más docta pluma,
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su grata patria encargo tal comete .
Por supuesto que no es débil la pluma de don Andrés Bello, ni menos
docta que la de cualquiera de sus contemporáneos. Todo lo contrario.
Pero su propósito es atraerlos para componer y escribir entre todos el
gran canto americano. Y no es solo cantarle al continente emancipado,
sino lograr lo que Carilla llama independencia intelectual, luego que
en los campos de batalla se lograra la independencia política. Tocaba
ahora descolonizar las mentes. Trescientos años de esclavitud se corres-
pondían con tres siglos de dominación cultural. Romper estas cadenas,
¡vaya si lo sabía Bello!, era mucho más difícil. A doscientos años de
Carabobo, todavía seguimos hablando de la batalla de las ideas. Esta
continúa librándose.
Verso a verso de Carabobo a Junín
Primero fue Carabobo. Dos años después ocurrirían las batallas de
Junín y de Ayacucho. ¿Por qué la primera no tuvo el canto que las dos
siguientes inspiraron a José Joaquín Olmedo? Las causas son objetivas y
subjetivas, históricas y personales. Carilla apunta que para lograr la in-
dependencia intelectual, primero se debía alcanzar la política. Eso es co-
rrecto incluso desde la perspectiva del materialismo histórico. Solíamos
repetir: «el ser social determina la conciencia social». Cuando Bolívar
[8]_ Ibid., pp. 39-40.