Page 33 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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modificar radicalmente el centro de operaciones invadiendo Nueva Gra-
nada era su temerario propósito y así se lo hizo saber al consejo de oficia-
les. Presentes estaban Carlos Soublette, José Antonio Anzoátegui, Pedro
Briceño Méndez, Ambrosio Plaza y James Rooke, entre otros, para escu-
char los argumentos del líder. Era una reunión de jóvenes valientes que se
encontraban en una hora crucial: “Este era un asunto tan magno, audaz
y casi tan inverosímil que aquellos hombres de hierro, acostumbrados a
las duras realidades de la guerra, por un momento no supieron qué decir
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o pensar” , apunta Liévano. Tamaña decisión la daba para seña mayor el
Libertador en una cabaña destartalada en las riberas del Apure, un lugar
sin mesa y cuyas únicas sillas eran “cráneos de bueyes muertos” , recuer-
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da Masur. Era toda una determinación planteada por Bolívar ese mayo
histórico, casi inimaginable, que iba “a decidir los destinos de América” .
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Como se puede suponer, el asunto era extremadamente delicado. Se
requería total secreto de los planes, no del todo claros, inclusive para
los ejecutores. La oficialidad tenía dudas, y más las tropas. El fantasma
de la deserción estaba latente. Había que girar instrucciones a Francis-
co de Paula Santander en caliente y actuar de manera pronta: armas,
municiones, caballos y ganado al mínimo. Botes, botas, mantas, lanas,
al máximo, pese a la crisis de esos aperos. A finales del mes de mayo
partían alegres los hombres con sus mujeres, también hacedoras de esta
escena maravillosa: “Estas ‘juanas’, como se les llama, sirvieron de en-
fermeras. Su vocabulario no siempre se ajustaba a las reglas de la Real
Academia de Madrid, pero eran tan bravas como los hombres, y cuando
era necesario, hasta portaban armas” .
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[6]_ Liévano, Bolívar, pp. 252-253.
[7]_ Masur, op. cit, p. 310.
[8]_ Liévano, Bolívar, p. 252.
[9]_ Masur, op. cit., p. 311.