Page 28 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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             Angostura ante su ausencia, no se podía cifrar mucha esperanza. Tam-
             poco el viento soplaba a favor de la causa revolucionaria, en virtud de
             que el contingente británico se hacía esperar en Margarita bajo la mira-
             da expectante y poco alentadora de Rafael Urdaneta. En el fondo todo
             era una treta ideada por el Libertador: persuadir a Pablo Morillo de que

             se moviera primero al este y posteriormente al norte con el firme pro-
             pósito de fragmentar al bloque realista. Empero, un Pablo Morillo que
             contaba con 7.000 efectivos congregados en Calabozo se crecía ante las
             circunstancias, mientras que Bolívar la tenía difícil: si abandonaba los
             llanos estaría debilitado. Sería en Orinoco y el Apure los lugares en los

             cuales el bando patriota obligatoriamente debía entrar al intercambio
             armado y las cartas bendecían al oficial español.
               Estando el Libertador en Angostura, Morillo había cruzado, con ven-
             tajas, el río Apure. Por su parte, José Antonio Páez se posicionaba en el

             Arauca, río que atraviesa los llanos de oeste a este, con un torrente im-
             portante y con corrientes no menores de 250 metros de ancho, aspecto
             que no impidió que fuera cruzado por Pablo Morillo en su persecución
             al nuevo taita de la guerra. Mientras Morillo pulsaba por una batalla de-
             finitiva, los patriotas lo conducían hacia los llanos con doble intención.

             Bolívar llegaría a sus auxilios los primeros días del marzo. Era el mo-
             mento de un encuentro atípico. La caballería liderada por el Libertador
             captó la atención de los realistas hacia los pantanos, lugar conocido por
             los experimentados lugareños. Mientras los españoles sufrían los rigores
             del hábitat, los republicanos se mantenían a salvo. Unos se sumergían
             en las ciénagas, otros estaban guarecidos en las islas con disposición de

             buena agua y suficiente carne. Aunado a esto, Bolívar prendía fuego a
             cuanto pasto había impidiendo el aprovisionamiento del enemigo en
             franca mengua por la guerra de guerrilla. La efectividad del Liberta-
             dor ocasionó el retorno de Pablo Morillo al Apure. Era el turno del
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