Page 27 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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            En este orden de ideas, ¿se podrá alegar que existe todo una expresión
          político-historiográfica, que una vez “harta” de la estampa del Liber-
          tador, por un criticismo que a veces se ha vuelto estéril, ha terminado
          siendo también mezquino con la trascendencia del Grande Hombre?
          ¿Caracterizar el sendero que va desde la instalación del Congreso en
          Angostura hasta la conformación de la República de Colombia contri-

          buye para una mirada más comprensiva, amable y acertada de los que
          podemos estar sufriendo actualmente los venezolanos? ¿Desde el punto
          de vista de tres autorizados historiadores —Augusto Mijares, Indalecio
          Liévano Aguirre y Gerhard Masur— que analizan el año axial de 1819,
          podemos vivenciar, respetando el marco histórico, un encantamiento

          épico bolivariano, que sea alimento intelectual y emocional, para el duro
          trance que sufre la República dos siglos después? Tal vez, en todo caso
          la grandeza es contagiosa.



          “La proeza más extraordinaria”
          No pecamos de exagerados en llamar a Bolívar estratega militar sor-

          prendente. No rayamos en el manido romanticismo —aunque lo parez-
          ca— cuando estimamos al Libertador como un verdadero conductor de
          pueblos. Más allá de rótulos facilones, es, no obstante, 1819 el año para
          darle un carácter verdaderamente internacional al conflicto emancipa-
          torio, siendo Angostura esa capital provisional de la Tercera República,
          el escenario por excelencia de las metas por alcanzar, y Bolívar, el artífice
          de tamaña obra. Si inicialmente el Libertador daba ese 15 de febrero

          de 1819 un discurso como un estadista que no se contentaba con solo
          entregar el poder al augusto Congreso, a tranca y barranca el líder daba
          también el otro paso estratégico: la liberación de Nueva Granada. Por
          su puesto, en ese millar de convalecientes e improvisados soldados que
          ahora, por sus órdenes, comandaba Santiago Mariño y que cuidaban
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