Page 75 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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Un último tema que se debe plantear es que en la periferia del capita-
lismo globalizado neoliberal, los gobiernos progresistas buscan implantar
una suerte de “Estado de bienestar” fuera de época (porque este está
en retirada incluso en el capitalismo desarrollado debido a la “corrida
al fondo” provocada por la globalización de los mercados, con la deslo-
calización de las empresas, el aprovechamiento de los bajos salarios y
estándares laborales en regiones de Asia, África y América Latina). Es lo
que se llamaría en la economía ortodoxa un problema por el lado “de la
oferta”, que justifica que los empresarios dejen de invertir y provoquen la
estagnación económica. La derecha tiene un plan para resolverlo: una
agresiva agenda antilaboral, de desempleo y ataque a los salarios y bene-
ficios sociales. ¡Es lo que Macri y Temer están haciendo!
¡Es la política!
“¡Es la economía, estúpido!”, habría sido la explicación para la victoria
demócrata en la elección presidencial de 1992 en los Estados Unidos.
Nuestra hipótesis es que los impases que los países con gobiernos pro-
gresistas enfrentan en materia económica se deben a… ¡la política!:
1. Porque no es posible desarrollar un programa económico progresis-
ta manteniendo la actual inserción dependiente y periférica en el mer-
cado capitalista mundial: hay que construir una integración regional
que sea plataforma y retaguardia para otra inserción global. No es po-
sible el “progresismo en un solo país” de la periferia del capitalismo. Y
hacer de América del Sur –como fue propuesto en Unasur– la “cuarta
fábrica mundial”, en disputa con Estados Unidos, Europa y Asia, de-
pende, en primer lugar, de una voluntad política en la sociedad y los
sectores gobernantes.
2. Porque no es posible aumentar el consumo de los sectores popula-
res mayoritarios –necesario para retirar a la gente de la pobreza, la ex-
clusión etc.– sin disminuir el consumo de las oligarquías y los sectores
medios altos dentro de cada país. Sea por motivos económicos –re-
ducir la presión sobre el saldo de la balanza comercial– o por motivos
ambientales, ya que el consumo de lujo de los ricos tiene una huella
ecológica exponencial en relación al tipo de consumo de los pobres.
Eso significaría apuntar a un ecologismo alineado con la lucha política
de clases en la sociedad (y no apenas a la contradicción entre extrac-
ción versus conservación).
3. Es más, esa debería ser una disputa también internacional, contra
los países con niveles de alto consumo y en favor de los de bajo con-
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