Page 69 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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mos realizaron pactos de gobernabilidad con el gran capital, más
allá de las confrontaciones sectoriales que marcaron la agenda.
Asimismo, sólo realizaron tímidas reformas del sistema tributario,
cuando no inexistentes, aprovechando el contexto de captación
de renta extraordinaria.
Por otro lado, el extractivismo actual no condujo a un salto de la
matriz productiva sino a una mayor reprimarización de las econo-
mías, lo cual se vio agravado por el ingreso de China, potencia que
de modo acelerado se fue imponiendo como socio desigual en la
región latinoamericana. Esto echa por tierra la tesis de las ventajas
comparativas que alentó el crecimiento económico de la región
entre 2003 y 2013, al tiempo que inserta a América Latina en un
nuevo ciclo de crisis económica, que ilustra la consolidación de
un patrón primario-exportador dependiente. La creciente baja
del precio de las materias primas genera un déficit de la balanza
comercial que impulsa a los gobiernos a contraer mayor endeu-
damiento y a multiplicar los proyectos extractivos, por lo cual se
suele entrar en una espiral perversa que conlleva también mayor
criminalización de la protesta social.
Por último, en términos regionales, las promesas de creación de un
“regionalismo autónomo desafiante” (la expresión es de J. Preciado
Coronado) quedaron truncas. Pese a la abundante retórica latinoa-
mericanista pergeñada en la época, los vínculos con China estuvieron
lejos de concretarse desde un bloque común que apuntara a nego-
ciar mejores condiciones a nivel regional. Al contrario, se impulsó
la competencia entre los países a través de acuerdos bilaterales con
el gigante asiático. En consecuencia, las negociaciones bilaterales
acentuaron los intercambios asimétricos y fueron instalando a los di-
ferentes países en el marco de una nueva dependencia, cuyos con-
tornos apenas están emergiendo.
Asimismo, el pasaje a una Unasur de baja intensidad, la crisis del
Mercosur, el descalabro económico y social en Venezuela y el sur-
gimiento de nuevos alineamientos regionales, como la Alianza del
Pacífico (2011), dejan entrever una política más aperturista, en con-
cordancia con el TTP (Tratado TransPacífico), una suerte de nueva
versión del TLC (Tratado de Libre Comercio) que la región rechazara
en bloque en 2005 al inicio del ciclo progresista. Además, los cam-
bios de orden geopolítico, luego del triunfo de Trump, indican el in-
greso a un escenario internacional de mayor incertidumbre, máxime
si consideramos la salida de Estados Unidos del TTP y la acentuación
de la puja interhegemónica con China.
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