Page 64 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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nante. Este período de auge económico, de reformulación del rol del
Estado, estuvo inicialmente marcado por el no reconocimiento del
extractivismo y de la conflictividad inherente al mismo. Gobiernos
como el de Ecuador y Bolivia –considerados los más radicales en sus
propuestas de cambio de modelos de desarrollo– fueron admitiendo
una matriz explícitamente extractivista, sobre todo a causa de la
virulencia que adquirieron ciertos conflictos territoriales y socioam-
bientales. Más aún, a partir de 2010, todos los gobiernos progresis-
tas sin excepción redoblaron la apuesta, a través de Planes Nacio-
nales de Desarrollo que proponían abiertamente la multiplicación
de proyectos extractivos y afianzaban la tendencia al monocultivo.
La sustentabilidad débil, en el límite de la visión ecoeficientista
que apuesta al crecimiento económico indefinido y multiplica las
formas de mercantilización de la naturaleza, es un rasgo que los
gobiernos progresistas comparten con aquellos más conservado-
res y liberales. Otro es la estigmatización de la protesta ambiental
y la deriva hacia una lectura conspirativa. Así, los distintos progre-
sismos optaron por el lenguaje nacionalista y el escamoteo de la
problemática socioambiental, negando la legitimidad del reclamo
y atribuyéndolo, sea al “ecologismo infantil” (Ecuador), al accionar
de ONG extranjeras (Brasil) o al “ambientalismo colonial” (Bolivia).
Lo que resulta claro es que la expansión de la frontera de derechos
(colectivos, territoriales, ambientales) encontró un límite en la ex-
pansión creciente de las fronteras de explotación del capital, en
busca de bienes, tierras y territorios, y echó por tierra aquellas na-
rrativas emancipatorias que habían levantado fuertes expectativas,
especialmente en países como Bolivia y Ecuador.
Por otro lado, hacia 2013, el fin del superciclo de los commodities
nos confronta a una nueva profundización del extractivismo en to-
dos los países. La consolidación de la ecuación “más extractivismo/
menos democracia” es ilustrada por los contextos de criminaliza-
ción de las luchas socioambientales, la obturación o, en su defec-
to, la manipulación de los dispositivos institucionales disponibles
(consulta previa de poblaciones originarias, consulta pública) y la
flexibilización de los ya escasos controles ambientales existentes.
La crítica socioeconómica
La construcción de la hegemonía progresista estuvo asociada al
crecimiento de las economías y la reducción de la pobreza. Hacia
2012, un informe de la CEPAL daba cuenta de la caída global de la
pobreza (de 44 a 31,4 por ciento) entre 2001 y 2011, así como del
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