Page 65 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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descenso de la pobreza extrema (de 19,4 a 12,3 por ciento). Esto
estuvo ligado no sólo al aumento de salarios, sino también a la ex-
pansión de una política de bonos o planes sociales (programas de
transferencia condicionada).
En línea con la reducción de la pobreza, los primeros trabajos
basados en el coeficiente de Gini daban cuenta de una reducción
de la desigualdad, entre 2002 y 2010, que incluía diferentes países
latinoamericanos. Sin embargo, en los últimos años, varios auto-
res matizan tales afirmaciones. Así, el economista Pierre Salama
sostiene que los datos disponibles sólo miden períodos cortos y no
permiten tener una mirada de largo plazo . Por otro lado, la baja
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en la desigualdad de ingresos estuvo atada a un aumento de los
salarios, pero no a una reforma del sistema tributario, el cual se ha
vuelto muy complejo, opaco y, sobre todo, regresivo .
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Otros argumentos introducen la distinción entre desigualdad es-
tructural y coyuntural. Mientras que en 1990 aumentaron la pobreza
y la desigualdad en la región, en la primera década de 2000 ambas
se redujeron en todo el continente, lo cual permite concluir que
estamos frente a un comportamiento independiente de los signos
ideológicos de los gobiernos, y hace suponer que se trata de una
tendencia causada por factores económicos estructurales, ligados
a la inserción de la región en el sistema mundial .
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Finalmente, estudios más recientes sostienen que la reducción
de la pobreza registrada en América Latina no se tradujo en una
disminución de las desigualdades. Así, investigaciones inspiradas
en los estudios de Thomas Piketty, concentradas en los sectores
muy ricos –que toman las declaraciones fiscales de las capas más
ricas de la población–, mostrarían que el 1 por ciento en países
como Argentina, Chile y Colombia se apropia entre el 25 y 30 por
ciento de la riqueza (Citado en Kessler, 2016:26). Asimismo, investi-
gaciones realizadas en Brasil, uno de los países más desiguales de
la región, cuestionan que en ese país haya disminuido la desigual-
dad entre 2006 y 2012. Antes bien, los trabajos de IPEA muestran
un aumento de la desigualdad, ya que en 2012 el 1 por ciento más
rico acaparaba el 24,4 por ciento de la renta del país, siendo que en
2. Véase P. Salama (2012), Les économies emergentes latino-américaines. Entre cigales et fourmis,
París, Armand Colin, p. 26. En algunos casos, como el de Argentina, desde 2007 no
podían obtenerse más datos confiables, a raíz de la intervención del INDEC.
3. Salama (2015), “¿Se redujo la desigualdad en América Latina? Notas sobre una ilusión”,
Nueva sociedad, Buenos Aires, julio-agosto de 2015; disponible en: http://nuso.org.
4. Pablo Ospina, citado en Machado Decio y Raúl Zibechi (2016), Cambiar el mundo desde
arriba. Los límites del progresismo, Ediciones Desde Abajo, Bogotá, p. 97.
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