Page 170 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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La transición post-neoliberal
            Alianza PAIS (AP) accedió al poder en medio de una crisis de le-
            gitimidad que afectaba simultáneamente a partidos y movimientos
            sociales. La revuelta de abril de 2005, expresada en la consigna “que
            se vayan todos” (QSVT), se zanjó con el derrocamiento del presi-
            dente Lucio Gutiérrez y la pulverización de la confianza popular en
            el sistema de representación.
             Rafael Correa y AP tomaron las banderas del QSVT en la cam-
            paña de 2006. Dejar atrás el neoliberalismo y desmontar la “par-
            tidocracia” fueron sus grandes ofertas. Luego de enfrentar en el
            balotaje al empresario bananero Álvaro Noboa, Correa fue electo
            con el 54 por ciento. Apenas posesionado, convocó a una consul-
            ta popular para instalar una Asamblea Nacional Constituyente: 82
            por ciento de la población se pronunció a favor. Desde entonces,
            el voto popular sería el principal soporte para el encumbramiento
            del liderazgo de un presidente que gobernaba sin bancada par-
            lamentaria  y en medio de la fragilidad del tejido social. AP se
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            convertía en una coalición en la que coexistían diversos sectores
            de izquierdas, segmentos de los movimientos sociales y grupos
            más conservadores.
             Mientras el proceso constituyente avanzaba, el gobierno tomó una
            serie de medidas que, reivindicadas desde hace más de una década
            por el movimiento popular, daban cuenta de la reconfiguración de
            la matriz de poder social: el fin del convenio de cooperación militar
            que permitía a Estados Unidos tener presencia en una base militar;
            la caducidad del contrato con la petrolera norteamericana OXY; la
            suspensión de la negociación del Tratado de Libre Comercio con Es-
            tados Unidos; la declaración de ilegitimidad de un tramo de la deu-
            da externa; la incautación a los bienes de los banqueros implicados
            en la quiebra del sistema financiero en el año 2000; la creación de
            la Comisión de la Verdad para investigar casos de violación a los
            derechos humanos, entre otras.
             La orientación programática de estas decisiones expresaba el
            paulatino desacoplamiento entre el nuevo bloque de poder y los
            circuitos transnacionales y clases dominantes que sostuvieron, des-
            de el inicio de la década de 1980, el proceso de liberación de la
            economía, la captura rentista de las instituciones públicas, el debili-
            tamiento del Estado y la plena subordinación de la política exterior
            a los intereses de Washington.


            3. AP no postuló candidaturas al Congreso para apuntalar su estrategia antisistémica y
            desgastar aún más la confianza en el parlamento.
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