Page 173 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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medidas tendientes a recortar su poder en la política educativa, la
prolongada confrontación con los medios concentrados en torno a la
Ley de Comunicación, o la puja con los grandes importadores por su
lugar en el consejo de comercio exterior, son algunos ejemplos del
litigio abierto en cada tramo de la reforma estatal.
Para algunos sectores (diplomáticos, exportadores, banqueros, poli-
cías) se trataba apenas de resguardar específicos beneficios y cuotas
de poder. Para otros (indígenas, sectores medios y gremios de maes-
tros) estaba en juego, además, la preservación de espacios estatales
de representación conquistados previamente. Unos y otros pujaban
por conservar el lugar que habían ganado en el Estado. De este modo
se colocaron en las antípodas de la concepción “universalista” de la
Revolución Ciudadana y de su tendencia a situar en un mismo plano
político al ciudadano abstracto y a los actores organizados.
No obstante, si diversos grupos económicos rechazaban de plano
el activismo estatal en la economía, para diversas organizaciones
sociales estaba en juego la legitimidad de los intereses gremiales
e identidades colectivas en las instituciones. En la disputa por par-
ticipar en los espacios estatales se jugaba parte de su poder social
y su misma autonomía política. Diversas movilizaciones del período
tuvieron esa impronta. Correa sólo vio en tales demandas la expre-
sión del estrecho corporativismo de su dirigencia e increpó siempre
su déficit de representatividad. En su perspectiva, la construcción
del bien común está conectada de modo intrínseco con el sufragio
universal: la legítima representación de los intereses generales no
puede prescindir de los electos. Dicho enfoque redujo no obstante
las opciones para el protagonismo popular en la conducción y el
control de las instituciones.
La distancia entre el gobierno y los movimientos sociales fue en
incremento y asumió altos niveles de beligerancia. Sin interlocu-
ción política, las respuestas de fuerza aumentaron, lo que fue par-
ticularmente visible en el modo de procesamiento gubernamental
de los conflictos ambientales: la promesa del “buen vivir” y el desa-
rrollo en armonía con la naturaleza quedaron paralizados en medio
de la inercia extractivista en el régimen de acumulación. Diversos
actores sociales contestaron dicha opción. Correa no veía más al-
ternativas que el petróleo y la minería en su apuesta por combatir
la pobreza y alcanzar la igualdad social. Si bien ambos objetivos tu-
vieron incontestables avances, la gestión vertical del poder subordi-
nó políticamente a “los de abajo” y entrampó sus posibilidades de
organización autónoma.
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