Page 99 - Yo quiero ser como ellos
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Después de “La 15NA”, Domingo Alberto Rangel fundó
el semanario “El Nuevo Venezolano”, otro sueño periodístico en
el que también lo acompañé como redactor. Mi afición por
las letras me llevaron a leer y analizar cada escrito de DAR,
esas iniciales con las que firmaba sus textos. Su lenguaje rico
en metáforas, giros inesperados, amenidad y humor lo hacían
dueño de la prosa política y periodística más brillante del siglo
XX. A esto se agregaba su amplísima cultura y profundidad en
los temas que abordaba, bagaje que usaba con elegante ironía
para no apabullar a los lectores con la pedantería propia de
tantos intelectuales.
Podía tratar una materia con la erudición de un sabio o
con la prosa incisiva de los grandes panfletistas del siglo XIX. No
fue precisamente un gran organizador de estructuras partidistas,
de hecho, al final de su vida, se reveló abiertamente un hombre
anti-partido. Ante un grupo de estudiantes universitarios,
una tarde nos dijo: “no seguiré siendo mascarón de proa de
la izquierda”. Nunca olvidé esa frase De cierto, muchos se
acercaron a él para aprovecharse de su prestigio intelectual y
verticalidad revolucionaria. Estudioso de Lenin, sabía de la
necesidad de la organización política. Estudioso de Trotsky,
conocía la aberración que entrañaban la burocratización y el
stalinismo.
Entre sus más de 60 libros publicados, los tres que
integran la serie “Capital y Desarrollo” son imprescindibles
para el estudio y conocimiento de la Venezuela contemporánea.
En ellos analiza la Venezuela agraria, le sigue El Rey Petróleo
y cierra con el titulado La oligarquía del dinero, una acuciosa
investigación sobre la concentración de capital en el país y la
formación de los grandes grupos económicos.
Domingo Alberto se fue por estos días. Me enorgullece
haber tenido la amistad y las enseñanzas de este gran venezolano.
Fue el mejor ensayista político de su tiempo y, siendo uno
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