Page 67 - Yo quiero ser como ellos
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Con Gustavo, quien para entonces vivía en Caracas,
compartimos cuentos, poemas, peñas y tertulias. Por él supimos de
su infancia y la del Gabo en Aracataca, como decir, en Macondo.
Un día me dijo que el autor de mi novia, repito, Remedios la
Bella, estaría en Caracas y nos veríamos en casa de un amigo.
Ese encuentro con el Gabo nunca se dio porque la víspera, de
madrugada, Gustavo y otros se lo llevaron para La Guaira a comer
pescado. Yo no andaba en esa pata, que conste. En la avenida
Soublette chocaron el carro y Gabriel García Márquez sufrió la
fractura de un brazo. La prensa anduvo husmeando por allí pero
no se le dijo mucho.
El Gabo tuvo que regresarse y no conocerlo en persona me
pareció perfecto. Me quedé con el que conocí en Macondo y en
las alcobas de sus putas tristes. El año pasado murió Gustavo, su
hermano, mi amigo. A él le había confesado, después del accidente,
que aquella madrugada yo también comí pescaditos de oro con
el Gabo. Llovía mucho en el litoral, como en Macondo, pero sin
Isabel.
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