Page 158 - Yo quiero ser como ellos
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Argenis murió en la madrugada. La poetisa no lo sobreviviría
muchos días. Ignoro el grado de amistad entre ellos, pero en vida
se conocieron y en mutuas lecturas se frecuentaron. Por algún
tiempo la imagen de aquellas dos camas y de los dos poetas me
acosó ¿Volvió brevemente en sí alguno de ellos y pudo mirar al
otro? ¿Presintieron alguna compañía en ese momento límite?
¿Cuál era la jugarreta del destino con ese extraño encuentro y en
esas condiciones? ¿O era otra jugada poética de Argenis, quien,
con su vida misma, escribió poemas que sus libros no recogen?
Pasado varios meses, entre viejos recortes de periódicos, me
encontré con una entrevista que le había hecho a Ida Gramcko (El
Nacional, Papel Literario, 10-07-88). La autora de Salmos y Sol y
soledades, entre otras obras, me reveló que había incursionado en
un campo poco explorado por nuestra literatura: la ciencia-ficción.
Su libro inédito llevaba el sugerente título Antroluz. No conocí su
texto e ignoro si llegó a ser publicado. Esperar por un editor forma
parte de la vida de nuestros escritores, de sus esperas.
La relectura de aquella vieja entrevista, titulada Ida
Gramckoentre los planetas, me ayudó a borrar la imagen recurrente
del penúltimo día del poeta y uno de los últimos de la poetisa,
ambos en el umbral de la nada. O de todo, qué sé yo. La literatura
me daba la respuesta que en vano busqué en la conciencia y la
razón. Mi amigo Argenis e Ida Gramcko, sencillamente, visitaron
y coincidieron en Antroluz, un lugar que no sé si es un remoto
planeta, una cueva de luz o un mundo perdido. El que yo no lo
sepa no niega su real y auténtica existencia. Una mañana de abril
de 1994 pude asomarme a él.
Corriendo con Argenis Daza
Un doble error (material) es ser poeta y profesor universitario.
Argenis Daza Guevara -no incurrió- los escogió a ambos. De
volver a nacer haría lo mismo, se volvería a equivocar a conciencia.
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