Page 108 - Yo quiero ser como ellos
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que estemos en vísperas de presenciar en un paisano, una exaltada
valorización de nuestra tierra, contenida en el plano de la más noble
y pura de las artes.”
La postdata es también reveladora y conmovedora. Leamos
a don Chío:
“P. D.- Díaz es amigo de las letras y escribe a veces en
periódicos. Iba a hacer el primer año de bachillerato, pero no pudo
porque aquí no se abre el curso, aunque ciertamente, yo no lo animo
mucho por ese camino porque de doctores sin doctoría estamos
hasta la coronilla, y en cambio estamos escasos de elementos que en
el pentagrama pongan a vibrar el nervio selecto de nuestro espíritu,
la esencia de nuestra raza.”
En una carta, casi una biografía. La visión de don Chío
Zubillaga para descubrir valores y más que eso para ayudarlos
y estimularlos. No es casual que tiempo después Alirio Díaz
dedicara un ensayo a quien llamara su padre espiritual, bajo un
título que es el mejor homenaje que puede recibir un maestro:
Don Cecilio Zubillaga y mi guitarra. Porque escribir desde niño,
fue otra pasión de Alirio Díaz. Nos faltarían páginas para reseñar
toda su discografía, arreglos, transcripciones, digitaciones y
revisiones para guitarra. Pero es esa la parte más conocida de su
quehacer intelectual creador. Al fin y al cabo es músico, guitarrista
de reconocimiento universal. Pero también escritor. A los muchos
artículos publicados, de su pluma salieron obras como: Al divisar
el humo de la aldea nativa; Alirio Díaz y su Guitarra en el Tiempo;
Don Cecilio Zubillaga y mi Guitarra; Música en la Vida y Lucha
del pueblo venezolano; Vestigios artísticos de los siglos XVI y XVII,
vivos en nuestra música Folklórica, premiado por La Universidad
del Zulia en la mención Ensayo, de su concurso literario. Músico,
investigador, escritor, así se multiplicó aquel niño campesino que
no quiso para gloria de Venezuela, y fortuna de todos nosotros,
atar su destino a un pozo petrolero,
Hemos leído de su amorosa relación espiritual y corporal
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