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Visiones del ayer y hoy


          de arborizarla, de repintar el   Hay mucho de emblema en las      júbilo de centenares de caraqueños
          Panteón Nacional y vigilar       ciudades, puesto que eso que     que voceaban y ponderaban el
          algunos materos municipales,     hemos convenido en denominar     movimiento pendular de la pesada
          olvidándonos   de   que   una    arquitectura, es, en el fondo, la   mole.
          edificación o una calle, son usos y   fantasía, la ilusión del espacio   En un cierto momento, la
          no intenciones, y que las ciudades   que nos representa. De allí que   esfera metálica alcanzó una
          carecen de objetivos, como no    la  demolición  ha  sido,  durante   columna y un piso entero se
          sean aquellos que definen a sus   muchos años, nuestro principal   resquebrajó, levantando nubes de
          habitantes. Vivir en Caracas me ha   sentido arquitectónico.      polvo. El aplauso fue unánime
          enseñado, entre otras maravillas,   Hay quien piensa que Caracas   y emocionado. Era como si nos
          que todo intento de descubrir sus   comenzó su formidable suicidio   encontráramos a nosotros mismos
          espacios es un fracaso.  Vivo en   en la década de los cincuenta,   en un gesto colectivo que iniciaba
          una ciudad imposible, y si bien   durante el gobierno de Pérez    una esperanza, y mentiría si digo
          recuerdo sus rutas y direcciones,   Jiménez. Eso no es cierto. Si   que alguien expresó una nostalgia.
          desplazarme en ella no es más que   antes no se demolió más, no   El día revivió el espectro de
          partir de un sitio y llegar a otro,   fue por falta de ganas, sino por   aquel loco fantástico, apodado
          sin que el trayecto me devuelva un   escasez de dinero. Pero, desde   El  Tiñoso, que días antes del
          significado, o por lo menos, una   luego, la colosal bola de acero,   terremoto de 1811, ascendió a la
          modesta memoria.                 derribando a diestra y siniestra   colina de El Calvario para gritar
            Caracas no es una consecuencia   cuanto  adoquín  o  azulejo  habían   hasta la ronquera: ¡Va a temblar!
          de los caraqueños. Suele decirse   dejado el siglo xix y cuarenta   ¡Se va a caer! ¡Va a temblar!
          que  Venecia es la consecuencia   años de gobierno andino, es  la   ¡Se va a caer! Quien imagine
          de  una  sociedad  comercial  que   perfecta imagen de eso que hemos   pesadumbre en la voz de El Tiñoso,
          en algún momento de su historia   convenido denominar un suicidio   no nació en esta ciudad. Quien lo
          pretendió impresionar a los      en esta conversación. Me recuerdo   evoque grave y dramático, como
          forasteros. De allí el León de San   a mí mismo, presenciando la   la advertencia de un profeta
          Marcos  y  la peripecia  acuática   demolición del Majestic, el hotel   enviado por Jehová horas antes
          de los canales. Se trata de un   de viejas memorias, donde se alojó   de  la  catástrofe,  simplemente ha
          decorado asombroso y en cierto   Carlos Gardel o donde Titta Ruffo   equivocado sus días. El Padre
          sentido petulante, mediante el   vocalizó alguna bravura, antes de   Eterno destruyó a Sodoma
          cual sus habitantes aseguraban   un discutido Rigoletto, por hablar   asqueado de tanta sinvergüenzura
          cierta  respetabilidad,  cierta  de dos portentos. Recuerdo el    y   de   tanto  malentretenido.
          magnificencia jactanciosa a la   sonido de aquella bola, quebrando   Los pobres sodonútas corrían
          hora de negociar con los extraños.   las  paredes  ante  el  maravillado   desesperados ante tanto fuego y
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