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Visiones del ayer y hoy
por primera vez los tres monos conserve su memoria. Ochenta presencié el enigma del fakir
retadores y burlones, tal como metros menos y a la derecha, Urbano, un ciudadano quiteño
Edipo, a la hora de jugarse el hay ballet, en las cercanías de un que solía ayunar en una urna de
destino. héroe mexicano, sin que nadie vidrio, y la ciudad me desembocó
Y el primer mono, ciego, me entienda qué demonios hace ahí como una piedra errática en el
dijo: ¿Cómo es tu casa? ese héroe mexicano. En algún arcano sector Federal, donde
Y el segundo mono, mudo, me punto de mi vida, quién sabe podían contemplarse ángeles de
dijo: ¿De qué está hecha? si a los treinta y cinco años, la prominentes pezones y banderas de
Y el tercer mono, sordo, me edad con la cual comienza la bronce conmemorativo, amén de
dijo: ¿Dónde se encuentra? Divina Comedia, comencé a un pajarraco marmóreo que, según
Cuarenta y dos años más tarde, imaginar que todo lo que podía mi padre, representaba el futuro y
me gustaría explicar por qué no concebir como pasado, incluida la tal vez la nacionalidad. Atravesé
pude responder. celebración de Panamerican, era la estación del ferrocarril, tan
Si comenzara diciendo que a fantasmal. Lo que solemos llamar naturalista como Naná, e ingresé
veces recorro las calles de esta recuerdos, visiones que te asaltan, en el sector de lo que solía llamar
ciudad, la mentira se me caería experiencias que tienen que ver Josefa Cabrujas, la vida, esto es,
de la boca, porque jamás en mi con un muro o con el tamaño de prostitutas y maricas. Alguien de
vida he recorrido las calles de esta una sombra o las experiencias de voz chillona discutía vehemencias
ciudad. Es más: dudo que alguno un picaporte, toda esa memoria con un soldado, y el lugar de
de sus habitantes lo haya hecho en pertenecía a una ciudad muerta, a pichaques y perros sarnosos se
alguna oportunidad. Supongo que una ciudad que vivía en mí como me antojó rosado y de bombillos.
todo intento de desplazamiento en un relato de fe. Quiero decir que Más allá de la vida, comenzaba
Caracas, no es sino el logro de un la ciudad existía sólo en la medida el barrio obrero y las casas de
objetivo. de un testimonio, que vanamente vecindad que mi agotamiento me
No hay mirador posible, ni ruta intentaba explicar. hizo recorrer despacio. Capachos
biológica, ni Aristóteles capaz Un día, en mi infancia, extravié ahogados, imágenes del Corazón
de indagar alguna metafísica. el dinero del pasaje, y tuve que de Jesús envuelto en llamas y con
Trescientos metros y hay pan. caminar desde el centro hasta el apariencia de yesquero, la entrada
Cuatrocientos cincuenta metros y Oeste, en una peripecia de seis a la vieja carretera de La Guaira,
vi a Humphrey Bogart despedirse horas. Recorrí la Patria, que como y una sucesión de cien metros y
en un aeropuerto más o menos todo el mundo sabe, queda a media cien metros y cien metros, que
africano. Setecientos noventa cuadra de la Plaza Bolívar, atravesé ahora sería incapaz de reproducir.
y puede ser que el Museo de las bisuterías del viejo Cine Rialto Quiero decir que esta marcha
Bellas Artes aún esté en pie y donde solía comprar caramelos, hacia el Hades, se parece en
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