Page 20 - Visiones del ayer y hoy
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Visiones del ayer y hoy


          por primera vez los tres  monos   conserve su memoria. Ochenta    presencié  el  enigma  del  fakir
          retadores y burlones, tal como   metros menos y a la derecha,     Urbano, un ciudadano quiteño
          Edipo,  a  la  hora  de  jugarse  el   hay ballet, en las cercanías de un   que  solía  ayunar  en  una  urna  de
          destino.                         héroe mexicano, sin que nadie    vidrio, y la ciudad me desembocó
            Y  el  primer  mono,  ciego,  me   entienda qué demonios hace ahí   como una piedra errática en el
          dijo: ¿Cómo es tu casa?          ese  héroe  mexicano.  En  algún   arcano sector Federal, donde
            Y el segundo mono, mudo, me    punto de mi vida, quién sabe     podían contemplarse ángeles de
          dijo: ¿De qué está hecha?        si a los treinta y cinco años, la   prominentes pezones y banderas de
            Y el tercer mono, sordo, me    edad con la cual comienza  la    bronce conmemorativo, amén de
          dijo: ¿Dónde se encuentra?       Divina Comedia, comencé a        un pajarraco marmóreo que, según
            Cuarenta y dos años más tarde,   imaginar que todo lo que podía   mi padre, representaba el futuro y
          me gustaría explicar por qué no   concebir como pasado, incluida la   tal vez la nacionalidad. Atravesé
          pude responder.                  celebración de Panamerican, era   la  estación  del  ferrocarril, tan
            Si comenzara diciendo que a    fantasmal. Lo que solemos llamar   naturalista como Naná, e ingresé
          veces recorro las calles de esta   recuerdos, visiones que te asaltan,   en el sector de lo que solía llamar
          ciudad, la mentira se me caería   experiencias que tienen que ver   Josefa Cabrujas, la vida, esto es,
          de la boca, porque jamás en mi   con un muro o con el tamaño de   prostitutas y maricas. Alguien de
          vida he recorrido las calles de esta   una sombra o las experiencias de   voz chillona discutía vehemencias
          ciudad. Es más: dudo que alguno   un picaporte, toda esa memoria   con un soldado, y el lugar de
          de sus habitantes lo haya hecho en   pertenecía a una ciudad muerta, a   pichaques y perros sarnosos se
          alguna oportunidad. Supongo que   una ciudad que vivía en mí como   me antojó rosado y de bombillos.
          todo intento de desplazamiento en   un relato de fe. Quiero decir que   Más allá de la vida, comenzaba
          Caracas, no es sino el logro de un   la ciudad existía sólo en la medida   el barrio obrero y las casas de
          objetivo.                        de un testimonio, que vanamente   vecindad que mi agotamiento me
            No hay mirador posible, ni ruta   intentaba explicar.           hizo recorrer despacio. Capachos
          biológica, ni  Aristóteles capaz    Un día, en mi infancia, extravié   ahogados, imágenes del Corazón
          de indagar alguna metafísica.    el  dinero  del  pasaje,  y tuve  que   de Jesús envuelto en llamas y con
          Trescientos metros y hay pan.    caminar desde el centro hasta el   apariencia de yesquero, la entrada
          Cuatrocientos cincuenta metros y   Oeste, en una peripecia de seis   a la vieja carretera de La Guaira,
          vi a Humphrey Bogart despedirse   horas. Recorrí la Patria, que como   y una sucesión de cien metros y
          en un aeropuerto más o menos     todo el mundo sabe, queda a media   cien metros y cien metros, que
          africano.  Setecientos  noventa   cuadra de la Plaza Bolívar, atravesé   ahora sería incapaz de reproducir.
          y puede ser que el Museo de      las bisuterías del viejo Cine Rialto   Quiero decir que esta marcha
          Bellas  Artes aún esté en pie y   donde solía comprar caramelos,   hacia el Hades, se parece en
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