Page 19 - Visiones del ayer y hoy
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La ciudad escondida Tres monos blancos disfrazados pilotos y aeromozas azules,
de arlequines o quién sabe si tres arrojaban papeles de colores,
josé ignAcio cAbrujAs. arlequines disfrazados de monos como si celebraran la propiedad de
(1937- 1995), Dramaturgo blancos, me contemplan bajo una alegría en casa ajena. Pero ese
y director teatral venezolano, el alero de una vieja casa. Están día me gustó reparar, en el paisaje
Cabrujas comenzó en 1956 con el allí, quién sabe desde cuándo, de la calle en la achocolatada
grupo de teatro de la Universidad pero en todo caso me pertenecen mansión del Marqués de Casa
Central. Desarrolló su trabajo desde 1945. Han persistido en León, una de mis mentiras
como actor, dramaturgo y director mi recuerdo, como si fuesen un favoritas y hasta en cierta pin-up
con varias formaciones hasta el hallazgo y si algún día en Oslo, que promocionaba con moderada
año 1967, en que ingresó en el por hablar de lo que no existe, lujuria los beneficios sociales de
Nuevo Grupo, fue uno de los algún extraviado tuviese a bien una cajetilla de Chesterfield.
fundadores del Teatro de Arte de preguntarme por esta ciudad Calles y casas eran las mismas,
Caracas, en 1961. Desde entonces donde nací, creo que mi relato desde hacía dos años. Los rieles en
escribió varias obras entre las que comenzaría por tres monos el pavimento, iniciaban un futuro
destacan Acto cultural (1976), blancos disfrazados de arlequines inútil, puesto que ya el tranvía
Profundo (1970) o El día que me y alguna que otra literatura de era apenas una crónica obtusa,
quieras (1979). menor importancia. En 1945, o comidilla de velorio. Aquella
tenía ocho años, y a las cuatro tarde se llenaron de papelillo, y
y treinta de la tarde, por alguna mi alegría de habitante me hizo
razón de horario, salí del viejo olvidar un reiterado enigma, que
colegio de los jesuitas, todo lo consistía en preguntarme para
viejo que puede ser algo en esta qué servían esas dos líneas de
ciudad, donde la palabra antiguo acero, cortadas a medio trecho,
es apenas una ironía. e incapaces de llegar a alguna
Camino de la Plaza Bolívar parte. Todo esto para atreverme a
había papelillo y serpentinas, decir, que fue así como descubrí
sin razón de fiestas patrias. Unas mi condición de nacido de Poleo
cincuenta personas, en inglés y sin a Buena vista, 11-B. -Soy de
títulos, celebraban no sé si la caída aquí- me dije, casi excusándome
de Berlín o la muerte de Hitler, por no entender el júbilo. Once
alguna contentura que, en todo cuadras más tarde, probablemente
caso no era mía. Desde el tercer en Tebas o en Santa Rosalía,
piso del edificio de Panamerican, camino a la sastrería paterna, vi
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