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Visiones del ayer y hoy


          mi  caso de  caraqueño  a  la  ruta   Supongo que así continuó    menos Buena  Vista, ni calle, ni
          de Orfeo, salvo la intención de   ocurriendo con los inquilinos   barranco, ni sótano, ni nada. Ni
          Eurídice.  Puedo  evocarla  por  los   de esa casa después de nuestro   siquiera la topografía, el consuelo
          sonidos, por los ladridos, por las   éxodo familiar al Oeste, hasta   de decirle, mira novia, tumbaron
          voces, por los latidos del corazón,   1955, sin que me atreva a apostar   mi casa, pero allí donde está ese
          por mi intimidad amenazada       la cabeza por ésta o por ninguna   taller mecánico, o esa quincalla
          en esa aventura, pero jamás por   otra fecha que aparezca en      de sirios, nació este servidor.
          la arquitectura que recorrí. Se   nuestra conversación. Lo cierto   No había nada. No había sitio.
          trataba de un simple rumbo al    del caso, es que hacia 1960, en   No había ni siquiera espacio.
          Oeste, con la única intención de   la ocasión de una novia y de lo   La nada más grande que se ha
          llegar al Oeste,  y  alojarme  en  la   más  Raskolnikov,  me  dio  por   visto, desde que Jehová tuvo su
          calle  Argentina, entre 5a y 6a   enseñarle el lugar donde Matilde   ocurrencia.  Cierta  planimetría,
          Avenidas, Quinta San Francisco,   me trajo al mundo. Como un      cierta arqueología digna del
          es decir, hogar.  Allí llegué a las   nuevo  Rasmussen,  arengué  a  mi   Museo Británico, me señaló años
          nueve de la noche, y tras la natural   novia, en los términos siguientes:   más tarde, que lo que fue mi casa
          reprimenda paterna, este Ulises   -Novia,  te  voy  a  llevar  al  lugar   es  hoy  en  día  el  metro  número
          trató vanamente de reproducir la   donde nací. De Poleo a Buena   doce de una colina artificial,
          geografía del recorrido. Inútil. Sólo   Vista 11-13.              según se excave como si se
          voces. Ruidos, cantos de gallo,     Y a continuación, sintiéndome   tratase de Pompeya. Y tenga uno
          Guadalajara es un llano, tapitas de   histórico, le hablé de ciertos   esa  inquietud.  El  general  Pérez
          cerveza. Caracas suena. La ciudad   terrores infantiles, acaecidos de   Jiménez, tuvo a bien decidir esa
          se hizo para oírla. No para verla.   Poleo a Buena  Vista 11 -B. Un   erupción del Vesubio, que nulificó
          Es el perfecto ámbito de un ciego,   sótano. Un nido de alacranes.   mi pasado, y prácticamente mi
          y tal vez por eso los ciegos más   Un perro llamado Quimbombó.    genética en 1956, con ocasión de
          diestros que he visto en toda mi   Un fantasma mal entretenido que   un despilfarro y sin enviarme ni
          vida, son los ciegos caraqueños.  todas  las  noches  paralizaba  el   siquiera un telegrama.
            Nací en una calle entre dos    flotante y tres o cuatro mentiras   Vivo en una ciudad nueva,
          esquinas, tan literarias hoy en   destinadas  a  exaltarme  o a   siempre nueva, siempre reciente,
          día como la dirección de Arsenio   hacerme perdonar los anteojos de   pero que sólo puede conocerse a
          Lupin. Digamos que el correo     miope. Y fui con mi novia, muy   través de una nueva arqueología.
          podía entregarle una carta a mi   a lo Sterne, al arcano vientre de   Casi siempre, la imagen que
          padre, si en el sobre el remitente   este formidable natalicio. Pero no   tenemos de un arqueólogo,
          escribía: José Ramón. Poleo a    existía. Quiero decir, no existía   dejando de un lado el sombrero
          Buena Vista, 11 -B.              11-B, no existía Poleo, ni mucho   de corcho y los pantalones por
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