Page 22 - Visiones del ayer y hoy
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Visiones del ayer y hoy
encima de la rodilla, es la de un rotas, ni momias, ni calaveras. del escombro un emblema. Ese
hombre que penetra en un recinto Es la arqueología de lo que he es el paisaje que he visto, por no
olvidado, en un lugar de arañas, presenciado y ya no existe. Para decir que, en el fondo, mis ojos
y enciende una linterna para vivir en esta ciudad no necesitamos nunca han visto ningún paisaje.
contemplar el pasado. Signos, de ningún monumento que tenga Desde luego, no se trata de una
cofres misteriosos, lenguajes a bien la gentileza de recordarnos ciudad que se reconstruye al
olvidados se abren ante sus ojos, su historia. La historia, la única estilo de Berlín en los inmediatos
como un desafío incomprensible. historia posible, somos nosotros, y años de la posguerra. Reconstruir
Alguna vez fui turista en la la ciudad comienza y recomienza una ciudad es asumir que todo
colosal ladera de Machu Picchu, un martes cualquiera como el lo que había en ella era cierto y
y aparte del asombro ante una pajarraco de los romanos, después satisfactorio, como el vestíbulo
magnificencia imprevisible, de una nueva resurrección. El de la ópera de Viena. Pero
prevaleció en mí el desconcierto de pasado nunca me hizo falta para Caracas pertenece al ámbito de la
un secreto abrumador, esto es, el vivir en ella. Por el contrario, destrucción deliberada, como un
uso de Machu Picchu. Nadie sabe mi pasado, sí. Quiero decir que ladrillo erróneo que termina por
a ciencia cierta, el sentido final me parece habitual, y quién no dejamos satisfechos. Caracas
de semejante esfuerzo y por más sabe si lógico, haber perdido la es una ilusión de inconformes,
que uno imagine y reconstruya un memoria de la casa donde vivió y asumirla de otra manera es,
verdor olvidado e invente paredes el gramático Bello. Lo que me sencillamente, creer que vivimos
donde ahora hay cascos y pueble parece perturbador es no saber en otra parte y no en lo que hemos
el lugar de incas exultantes, dónde quedo yo, en medio de fabricado, mientras tanto y por si
y vírgenes consagradas, la una arquitectura que ni siquiera acaso.
montaña terminará por reducirse ha tenido la posibilidad de A veces cierta retórica, cierta
a un enigma impenetrable. Pero acompañar a una generación. visión apolínea, mediante la
si apelo a mi memoria, Caracas La arqueología a que me cual una ciudad es un deber,
es un monumento enterrado una y refiero es la arqueología del nos lleva a una amarga queja
otra vez, a la espera de esa nueva derrumbe. Porque, así como hay ante cuatrocientos años de
arqueología que me gustaría personas que proclaman con provisionalidad. Son esas
proponer. orgullo pertenecer a un pueblo de ocasiones donde nos provocaría
Debajo de ella está mi vida, grandes constructores, me atrevo a que Caracas hubiese sido
puesto que se trata de una exhibir hasta con cierta jactancia, inaugurada alguna vez como un
arqueología para reencontrarme que provengo de un pueblo de todo más o menos acabado, o
a mí mismo, una arqueología grandes “derrumbadores”, un por lo menos satisfactorio. Se
sin piedras viejas, ni vasijas pueblo demolicionista que hizo habla entonces de humanizarla,
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