Page 214 - Todo César: Panorama de vida y obra
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En este mar de contradicciones se teje el argumento, “Lo que pudo haber sido escena”, sino con una naturalidad estructural que se sabe participante de una
y no fue”, la pérdida de la ya ganada iniciativa político-militar. Hasta el descala- escisión histórica.
bro posterior a Santa Inés, o más bien la sepultura de las esperanzas del pueblo.
Otra referencia a citar y que tiene que ver con el recurso escenográfico, plan- Humor y desarrollo dramático
teamiento de marca grotowskiana, donde solo lo necesario se utiliza. Dada su El humor debe corregir el “negro” proceso de la obra, ese humor antes de la
esencialidad, es plausible rememorar ese hallazgo donde lo que prevalece es batalla –muy shakesperiano, si recordamos a su famoso Harry–. Toda tragedia
la energía suscitada por los actores: El Perro. La dualidad habita a El Perro, su nos asombra por la humildad de su humor, es decir, el humor campante de las
conflicto genera en él una búsqueda de la verdad. ¿Mató él a Zamora? ¿Por qué gentes que participan del desastre; entonces la crisis innata en el hombre y en la
se arrepiente? El aludido es utilizado en la maniobra de la muerte de Ezequiel vida debe superarse con el homo ludens.
Zamora (queriendo el sicario vengarse del general, solo consigue vivir arrepen- El Perro, un arquetipo como este no puede desbordarse, no debe ser el colmo
tido), es el asesino un ser sombrío y confuso a quien el destino le jugó un truco del arrepentimiento, en este caso arrepentirse es reflexionar, indagar en la
fatal. salida dramática el conflicto que se le plantea al actor y a la dirección. Pienso
El Perro debe ser el horror que significa la traición, es pobreza de espíritu que en esta pieza uno debe tratar de que se den los acentos del arrepentimiento
que le arresta, gracias a la pérdida de su “arte” o por el hecho de jamás haberlo y la malicia; la perspicacia propia del personaje. En principio, el hombre no es
poseído. Anda y desanda los caminos del Llano buscando acertar su verdad. una totalidad de la maldad o la bondad, se es bueno y malo a la vez. Ser en el
El trabajo actoral en este personaje es propio de desdoblamiento, a romper el todo, en el equilibrio –además, por algo lo llaman El Perro.
hueco y en la alegoría asaltar su sombra y la de sus congéneres en su insanidad, El sentimiento de la pérdida acompaña al soldado pero no se produce en él la
hospedarse en esa frontera entre lo fantástico y lo mítico, en el maravilloso y agonía externa, sino que se debate en el dolor en sí. Hay una angustia de saberse
súbito silencio de la máscara. Pienso que el personaje debe revertirnos a una derrotado, un perderse en el laberinto de la vida, en su incertidumbre no logra resol-
instancia de lo teatral con mayor cercanía al gesto, al silencio, a la dura soledad ver y acude a pensar que lo único que dejó la tempestad fue su señal de muerte.
de la palabra. Él desanda sin esperanza, se refugia en la bebida, quiere olvidar, se niega a
Debe haber vileza en su traición. La extrañeza que a veces acompaña a este reconocerse en el laberinto; la ausencia de victoria lo seduce al abismo, para
personaje debe sugerir el dolor de la virtud dejada en el camino. Sus transicio - él hay una pérdida de identidad, desde luego, con tanta traición a cuestas le
nes deben mostrar su egoísmo, en cuanto a lo denotativo, pero referente a lo produce asco el recuerdo. Siempre pensar en “lo que pudo ser”, “lo que pudo
que connota debe asomarse a un mundo en sí para sí, que en rigor es la región haber sido...”, siempre el sacrificio truncado, siempre el político de turno, lo
llanera.Este “tipo”, esta elaboración es una marca, una imagen, por lo cual el políticamente correcto, el retórico acartonado en un traje militar o un frac
trabajo está en escrutar en los horrores y bellezas del alma; necesitamos un (hablando de una libertad que no sienten ni pretenden). Libertad más a la par
personaje que supere la actitud y la técnica, que colme y haga brillar el vacío. con los textos de sociología, con las especulaciones antropológicas.
Las tres mujeres me recuerdan a las ánimas, esa dolorosa tríada que se asoma Necesitamos ver un Zamora que se distinga en el montaje, busquemos la
desde el inicio de la obra, que viven esos seres que siempre andan buscando, dualidad pueblo-líder en la construcción de este paradigma. ¿Qué ocurre en
orando y recordando a sus muertos. Deben ser “aire” estas triadas, únicas para la mente de este hombre antes de la batalla? ¿Cuál es su ethos? El tánatos que le
volcarse a resolver el principio del todo, es decir, resolver en la obra esa infinita rodea, ¿a qué obedece? ¿Se supone que se dispara algo antes de la batalla? ¿Qué
búsqueda de felicidad en los seres humanos. sentimiento es? ¿Qué imagen? ¿Cuál sensación o emoción?
Brusca sobrepasa la verdad textual y debe hacerla ficción en las tablas, esta Otra instancia sería auscultar la “sagrada” forma del Zamora militar, bajarlo
madeja de sentimientos y acciones se entreteje de tal manera en la obra que del pedestal, hasta aquí, hasta los huesos, y de manera desenfadada encontrare-
se sublimiza su alienación. No debe aparecer como una aparatosa “puesta en mos a ese sobrio y campechano general de pueblo que está entre nosotros (en el