Page 300 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


            y Edison. Cincuenta años después de aquel congreso cé-
            lebre, los venezolanos recordaban con emoción y alto or-
            gullo el momento en que, en el curso de una de las brillantes
            intervenciones de Gerardo Borges, se levantó de su asiento
            Thomas Alva Edison para estrecharlo en un abrazo de con-
            movida admiración, en tanto que el resto de los congresistas
            aplaudían la escena como niños, y algunos descubrían en
            la presencia y admirable expresión de aquel joven extraor-
            dinario, la existencia de un país llamado Venezuela.











































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