Page 297 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa
de experimentación eléctrica de que iban provistos Hum-
boldt y Bonpland, eran casi del todo idénticos a los que
intuitivamente él mismo había inventado.
Fuera de las referencias elogiosísimas que hace Hum-
boldt de don Carlos Del Pozo en su Viaje a las Regiones
Equinocciales del Nuevo Continente, las generaciones que le
siguieron lo recuerdan solamente por la mención que hace
de él el diplomático y artista inglés Robert Ker Porter, que
en tiempos de Páez le dedicó un amable recuerdo al con-
templar a su paso por un sitio del Guárico llamado Laguna
del Vicario, un pararrayos instalado allí por Carlos Del
Pozo, seguramente el primero que se conoció en Venezuela.
En el renglón de la ingeniería eléctrica y la electricidad
como industria, no es menos significativo el ejemplo del in-
geniero venezolano Ricardo Zuloaga, a cuyo claro talento
y tenacidad de auténtico pionero se debe la instau ración
en Venezuela, en seis años de trabajo que culminaron con
gran éxito en 1897, de un sistema de electrificación que por
entonces casi no tenía igual en el mundo. Juan Rohl, en su
emocionante biografía de Ricardo Zuloaga, enjuicia así la
magnitud de la empresa cumplida por el famoso ingeniero:
La inauguración de El Encantado (primera planta que se
instaló en el país, obra de Zuloaga y que utilizaba la co-
rriente del Guaire), tenía una trascendencia interconti-
nental, por ser la primera estación hidroeléctrica para la
trasmisión a distancia de corriente alterna, instalada en
Latinoamérica, la segunda del continente americano y una
de las primeras construidas en el mundo; lo que coloca
a Ricardo Zuloaga entre los pioneros de la electricidad,
no solo en Venezuela, sino en todo el orbe.
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