Page 285 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa
ritos aborígenes en que San Antonio ocupó el lugar de
las viejas deidades agrarias nativas, y la música reviste un
instinto coral único en el folklore de Venezuela y de claro
origen europeo, aunque no carece de cierta influencia
negra, sutilmente infiltrada en su ritmo. El tamunangue
está entre las escasas formas colectivas de la música po-
pular venezolana en la que no abundan los modos corales
en el sentido polifónico.
Con el tamunangue compiten en colorido, en gracia
musical y en estilo, los cuadros de Pastores, que se orga-
nizan en las cercanías de Valencia para las fiestas pascuales
de diciembre. Los villancicos y todas las formas de la mú-
sica navideña se encuentran entre las prácticas de origen
español que primero penetraron en el folklore venezo-
lano, dando nacimiento a los tradicionales aguinaldos y
parrandas que se cantan por todo el país en diciembre al
Niño Jesús. Entre las formas más antiguas de la música
venezolana de Navidad y entre las más curiosas —acaso
la que mejor ha conservado hasta hoy su pureza ori-
ginal—, figura esa rara fiesta de los Pastores, que anual-
mente inviste de tan singular encanto a los pueblecitos
carabobeños de Mariara, San Joaquín y Aguas Calientes,
a escasas dos horas de Caracas. La fiesta es actuada por
grupos de hombres —casi todos labriegos— que por pro-
mesa hecha al santo, para los días pascuales se atavían y
maquillan como pastorcillas a la usanza española de la
época de Lope de Vega, y con ese gracioso empaque fe-
menino se reúnen en el templo la Nochebuena de Na-
vidad para cantar y bailar alrededor del Niño Jesús. El
acto comprende varias partes y diálogo argumentado a la
manera de una pieza de teatro, señalándose las transiciones
en la acción por cambios en la música.
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