Page 284 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles
vieja ciudad parece inagotable, lo mismo que las plateadas
arenas de su río tutelar, el Turbio. Es a la vez Barquisi-
meto un animadísimo centro de tráfico mercantil, donde
las comarcas artesanas de todo el estado Lara concurren
con sus vastas y vistosísimas «chamarras» tejidas de lana
en telares de antiquísima estirpe española, con sus bellas
labores en piel de cabra, con los hermosos cacharros tor-
neados y pintados a mano por las mujeres del campo, con
hamacas cuyos delicados caprichos de encajería sugieren
obras de plateros; y entre todos los prodigios de artesanía
que allí se ofrecen destacan los instrumentos de cuerda,
los requintos, los cuatros, los bandolines, las anchurosas
guitarras, cuyo acabado artesanal y fino timbre testimo-
nian la significación que aquellas gentes les conceden en
su vida a los oficios de la música.
En su ciudad más antigua, castigada hace unos años
por un terremoto que abatió con ella nuestro emporio más
puro de arquitectura colonial, en la ciudad de El Tocuyo,
retuvo el estado Lara y la ha expandido por casi todo el
país, expresión danzaria tan original en su música y co-
reografía y en su contexto teatral, como la que se llama
el tamunangue. Las formas de la danza y del canto an-
teriores a la Conquista sufrieron transformaciones pro-
fundas cuando no se extinguieron a su encuentro con la
cultura hispana. Como en otra escala sucedió en el mundo
incásico, aquí las viejas danzas y cantos se sincretizaron
a los modos impuestos por el conquistador, y así las festi-
vidades agrarias de nuestros indios adoptaron del europeo
sus instrumentos y fórmulas coreográficas. Y en ciertos
casos también, un valor desconocido entre ellos: la poli-
fonía. Así nacieron formas culturales admirables, tal la que
representa el tamunangue, transculturación de antiguos
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