Page 390 - Lectura Común
P. 390

La lectura común                                Escrito sobre el aire
              cortarlo, se le pone el pie en el cachete y el dedo en el ojo, por más
              que batalle no hace nada.
                  Meses, la vida entera, hace que Agamenón, el heterónimo
              de Antonio José Torrealba, no ve a su mujer. Antes de irse a la
              vaquería, le había escrito una carta. Sabe Dios si le llegaría. Los
              caminos de los años veinte caminaban con mucha pereza enton-
              ces, salvando caños, ríos crecidos, esperando que escampe o que
              le queden atrás las puertas del tranquero, desde donde el camino
              se enfila hacia el destino. Todavía recuerdo su confidencia en las
              páginas del Diario de un llanero. Reza como sigue: “Mi querida
              idolatrada: En este momento parto para la vaquería de Palambra.
              Por fin ha llegado para mí la contestación que tanto anhelaba; por
              ella veo que cedes un poco a mis caprichos, mantente firme en
              esta resolución hasta mi regreso; es necesario que vayas pensando
              en que si tú no me pones una cita yo te la pondré a ti. Piensa en eso
              con madurez, para cuando venga me dices tu resolución. Parto
              para muy lejos. Como buen nativo de estos lugares, mi vista reco-  [ 389 ]
              rre al través del horizonte, y así como me veo tan lejos, así sabré
              verte perennemente en mi mente y sentirte en mi corazón. No
              temas por mí, que voy acompañado de ocho fieles amigos que van
              dispuestos a dar su vida por salvar la mía; no olvidaré tu encargo
              de traerte el mejor trofeo que consiga en las fiestas; envíame en
              las nubes que pasen, muchos abrazos y feroces recuerdos (…)
              Agamenón”.


                  Es tiempo de que vuelvas,
                  Es tiempo de que tornes
                  El verso de Lazo Martí pareciera surcar la vastedad terrestre
              donde la caravana comienza su retorno al alto Guárico. El ganado
              trata de apurar el paso: no muy lejos de sus huellas lo sigue el llano
              sumergido, el avance del diluvio. Su instinto le advierte que van
              camino a lo seco, al verdor sin ahogamiento. La mañana es pura,
              sin amenaza de aguacero. Los interminables pastizales conviven






       Lectura comun heterodox   389                                   13/4/10   12:36:20
   385   386   387   388   389   390   391   392   393   394   395