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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


              defecciones de los elementos liberales y democráticos que, en un prin-
              cipio, por miedo a la revolución socialista, lo habían flanqueado y soste-
              nido, aislaron gradualmente de toda opinión no fascista al gobierno de
              Mussolini.  Este  aislamiento  empujó  el  fascismo  a  una  posición  cada
              día más beligerante. Prevaleció en el partido la mentalidad extremista.
              Mussolini solía aún usar, a veces, un lenguaje conciliador, con la espe-
              ranza de quebrantar o debilitar el espíritu combativo de la oposición;
              pero, en realidad, el fascismo volvía a una táctica guerrera. En la siguiente
              asamblea  nacional,  del  partido  fascista,  dominó  la  tendencia  extre-
              mista que tiene en Farinacci su condottiere más típico. Los revisionistas,
              encabezados por Bottai, capitularon en toda la línea. Luego, Mussolini
              nombró una comisión para la reforma del Estatuto de Italia. En la prensa
              fascista, reapareció la tesis de que el Estado demo-liberal debía ceder
              el  paso  al  Estado  fascista-unitario.  Este  estado  de  ánimo  del  partido
              fascista tuvo su más enfática y agresiva manifestación en el rechazo
              de la renuncia del diputado Giunta, del cargo de vicepresidente de la
              Cámara. Giunta dimitió por haber demandado al Procurador del Rey
              autorización para procesarlo como responsable de la agresión al fascista
              disidente Cesare Farol. Y la mayoría fascista quiso ampararlo con una
              declaración estruendosa y explícita de solidaridad. Tal actitud no pudo
              ser mantenida. La mayoría fascista, en una votación posterior, la rectificó
              a regañadientes, constreñida por una tempestad de protestas. Mussolini
              necesitó emplear toda su autoridad para obligar a los diputados fascistas
              a la retirada. No consiguió, sin embargo, impedir que Michele Bianchi
              y Farinacci se declararan descontentos de esta maniobra oportunista,
              inspirada en consideraciones de táctica parlamentaria.
                 El super-fascismo, el ultra-fascismo, o como quiera llamársele; no
              tiene un solo matiz. Va del fascismo rasista o escuadrista de Farinacci al
              fascismo integralista de Michele Bianchi y Curzio Suekert 113  Farinacci
              encarna el espíritu de las escuadras de camisas negras que, después de
              entrenarse truculentamente en los raids punitivos contra los sindicatos
              y las cooperativas socialistas, marcharon sobre Roma para inaugurar la


              113   Célebre  escritor,  más  conocido  con  el  seudónimo  de  Curzio  Malaparte
                  (1898-1957).


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