Page 103 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


                 El nuevo orientamiento de la inteligencia italiana es una señal, un
              indicio de un fenómeno más hondo. No es para el fascismo un hecho
              grave en sí, sino como parte de un hecho mayor. La pérdida o la adqui-
              sición  de  algunos  poetas,  como  Sem  Benelli,  carece  de  importancia
              tanto para la Reacción como para la Revolución. La inteligencia, la arte-
              cracia, no han reaccionado contra el fascismo antes que las categorías
              sociales, dentro de las cuales están incrustradas, sino después de éstas.
              No son los intelectuales los que cambian de actitud ante el fascismo. Es
              la burguesía, la banca, la prensa, etc., etc., la misma gente y las mismas
              instituciones  cuyo  consenso  permitieron  hace  tres  años  la  marcha  a
              Roma. La inteligencia es esencialmente oportunista: El rol de los inte-
              lectuales en la historia resulta, en realidad, muy modesto. Ni el arte ni
              la literatura, a pesar de su megalomanía, dirigen la política; dependen
              de ella, como otras tantas actividades menos exquisitas y menos ilus-
              tres. Los intelectuales forman la clientela del orden, de la tradición, del
              poder, de la fuerza, etc, y, en caso necesario, de la cachiporra y del aceite
              de ricino. Algunos espíritus superiores, algunas mentalidades creadoras
              escapan a esta regla; pero son espíritus y mentalidades de excepción.
              Gente de clase media, los artistas y los literatos no tienen generalmente
              ni aptitud ni elan 108  revolucionarios. Los que actualmente osan insurgir
              contra el fascismo son totalmente inofensivos. La Liga Itálica de Sem
              Benelli, por ejemplo, no quiere ser un partido, ni pretende casi hacer
              política. Se define a sí misma como “un vínculo sacro para desenvolver
              su sacro programa: por el Bien y el Derecho de la Nación Itálica: por el
              Bien y el Derecho del hombre itálico”. Este programa puede ser muy
              sacro, como dice Sem Benelli; pero es, además, muy vago, muy gaseoso,
              muy cándido. Sem Benelli, con esa nostalgia del pasado y ese gusto de
              las frases arcaicas, tan propios de las poetas medio cres de hoy, va por
              los caminos de Italia diciendo como un gran poeta de ayer: ¡Pace, pace,
              pace! 109  Su impotente consejo llega con mucho retardo.


              108   Impulso, aptitud o espíritu.
              109   ¡Paz, paz, paz! Son las palabras finales del poema de Francesco Tetrarca “Italia
                  mía, benche ´l parlar sia indarno” (“Italia mía, aunque el hablar sea en vano”)
                  que ocupa el Nº 128 en el Canzioniere del poeta italiano.


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