Page 106 - La escena contemporánea y otros escritos
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La escena contemporánea y otros escritos
el rasismo, contra el escuadrismo, 112 insurgían los fascistas revisionistas.
El más categórico y autorizado líder revisionista, Massimo Rocca, sostuvo
ardorosas polémicas con los líderes extremistas. Esta polémica tuvo vastas
proyecciones. Se quiso fijar y definir, de una y otra parte, la función y el
ideario del fascismo. El fascismo que hasta entonces no se había cuidado
sino de ser acción, empezaba a sentir la necesidad de ser también una
teoría. Curzio Suckert asignaba al fascismo un ánima católica, medioeval,
anti-liberal, anti-renacentista. El espíritu del Renacimiento, el protes-
tantismo, el liberalismo, era descrito como un espíritu disolvente, nihi-
lista, contrario a los intereses espirituales de la italianidad. Los fascistas
no reparaban en que, desde sus primeras aventuras, se habían calificado,
ante todo, como asertores de la idea de la nación, idea de claros orígenes
renacentistas. La contradicción no parecía embarazarlos sobremanera.
Mario Pantaleoni y Michele Bianchi hablaban, por su parte, del proyec-
tado Estado fascista como un Estado sindical. Y los revisionistas, de su
lado, aparecían teñidos de un vago liberalismo. Las tesis de Massimo
Rocca suscitaron la protesta de todos los extremistas. Y Massimo Rocca
fue ex-confesado oficialmente por la secta fascista como un hereje peli-
groso. Mussolini no se mezclaba en estos debates. Ausente de la polémica,
ocupaba virtualmente en el fascismo una posición centrista. Interrogado,
cuidaba de no comprometerse con una respuesta demasiado precisa.
“Después de todo, ¿qué importa el contenido teórico de un partido? Lo que
le da la fuerza y la vida es su tonalidad, es su voluntad, es el ánima de aqué-
llos que lo constituyen”.
Cuando el trabajo de definición del fascismo había llegado a este
punto, sobrevino el asesinato de Matteotti. Al principio Mussolini
anunció intención de depurar las filas fascistas. Esbozó, en un discurso
en el Senado, bajo la presión de la tempestad desencadenada por el
crimen, un plan de política normalizadora. A Mussolini le urgía en ese
instante satisfacer a los elementos liberales que sostenían su gobierno.
Pero todos sus esfuerzos por domesticar la opinión pública fracasarán.
El fascismo comenzó a perder sus simpatizantes y sus aliados. Las
112 Llamábase squadrismo la práctica violenta de los squadre d’azione (“Escuadra
de acción”) organizadas por los fascistas contra el movimiento obrero.
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