Page 112 - La escena contemporánea y otros escritos
P. 112

La escena contemporánea y otros escritos


                  El misticismo reaccionario y nacionalista, una vez instalado en el poder,
               no puede contentarse con el modesto oficio de conservar el orden capita-
               lista. El orden capitalista es demo-liberal, es parlamentario, es reformista o
               transformista. Es, en el terreno económico o financiero, más o menos inter-
               nacionalista. Es, sobre todo, un orden consustancial con la vieja política.
               ¿Y qué misticismo reaccionario o nacionalista no se amasa con un poco
               de odio o de detractación de la vieja política parlamentaria y democrática,
               acusada de abdicación o de debilidad ante la “demagogia socialista” y el
               “peligro comunista”? ¿No es éste, tal vez, uno de los más monótonos ritor-
               nellos 117  de las derechas francesas, de las derechas alemanas, de todas las
               derechas? Por consiguiente, la reacción, arribada al poder, no se conforma
               con conservar; pretende rehacer. Puesto que reniega el presente, no puede
               conservarlo ni continuarlo: tiene que tratar de rehacer el pasado. El pasado
               que se condensa en estas normas: principio de autoridad, gobierno de
               una jerarquía religión del Estado, etc. O sea las normas que la revolución
               burguesa y liberal desgarró, destruyó porque entrababan el desarrollo de
               la economía capitalista. Y acontece, por tanto que, mientras la reacción se
               limita a decretar el ostracismo de la libertad y a reprimir la revolución, la
               burguesía bate palmas; pero luego, cuando la reacción empieza a atacar los
               fundamentos de su poder y de su riqueza, la burguesía siente la necesidad
               urgente de licenciar a sus bizarros defensores.
                  La experiencia  italiana es extraordinariamente  instructiva  a  este
               respecto. En Italia, la burguesía saludó al fascismo como a un salvador.
               La Terza Italia cambió la garibaldina camisa roja por la mussoliniana
               camisa negra. El capital industrial y agrario, financiaron y armaron a
               las brigadas fascistas. El golpe de estado fascista obtuvo el consenso de
               la mayoría de la Cámara. El liberalismo se inclinó ante el principio de
               autoridad. Pocos liberales, pocos demócratas, rehusaron enrolarse en el
               séquito del Duce. Entre los parlamentarios, Nitti, Amendola, Albertini.
               Entre los escritores, Guglielmo Ferrero, Mario Missiroli, algunos otros.
               Los clásicos líderes del liberalismo —Salandra, Orlando, Giolitti—, con
               más o menos intensidad, concedieron su confianza a la dictadura. Tran-
               sitoriamente la adhesión o la confianza de esa gente, resultó embarazosa

               117   Ritornellos = estribillos.


                                                                           111




       BM_Laescenacontemporaneayotros escritos_TomoI.indd   111            08/10/10   17:48
   107   108   109   110   111   112   113   114   115   116   117