Page 54 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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esperarían todas a que viniese la fuerza armada a hacerles cumplir la
orden. En efecto, cuando llegó la autoridad, la superiora hizo formar
a las monjas en fila, entonó el Magní cat y cantando, escoltadas por
las bayonetas, salieron para siempre de su convento. En la plaza
las esperaba ya el coro de familias que les ofrecía hospitalidad. Los
tres conventos reunían juntos sesenta y cuatro monjas. Todas, aun
las provincianas, aun las casi decrépitas que ya no tenían recuerdo
de amigos o parientes diseminados en la ciudad, encontraron así
al instante alojamiento y calor de hogar. Es cierto que junto con
la monja cada familia acogía una prueba viva del despotismo del
Gobierno enemigo y podían así satisfacer a un tiempo la ternura
del corazón y las exigencias de la pasión política, porque aquellos
godos tenían la exaltación terrible de los puros. En el segundo patio
de la casa, sombreado por alguna palma real o por algún naranjo
cada monja reconstruyó su celda con paredes encaladas, un altar,
una imagen, un reclinatorio y una pobre cama. El altar tenía dos
velas y estaba adornado con flores de trapo o flores vivas del corral.
Como el ambiente de familia no difería mucho del ambiente del
convento mientras en el patio de adelante corría la vida del siglo: las
tertulias, los novios y las ventanas abiertas a la calle, en el traspatio
seguía la monja su clausura con su hábito de carmelita, sus sandalias
silenciosas y su rosario de cuentas que le sonaba al andar. Allí a la
sombra de las matas cosía, rezaba y continuaba haciendo para el
consumo de la casa el famoso chocolate y los famosos bizcochuelos
del convento.
Yo alcancé a conocer en mi infancia a una de estas exclaustradas.
Su recuerdo me ha enseñado luego a leer muchas cosas oscuras. He
visto en él no ya el idealismo manso de las mujeres quienes, madre
de familia, encerradas en la casa modelaron el carácter de nuestra
sociedad, sino el de las otras que tuvieron por cierto gran prepon-
derancia en la Colonia, aquellas, que acorraladas por los prejuicios