Page 37 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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36 36  INFLUENCIA DE LAS MUJERES EN LA FORMACIÓN DEL ALMA AMERICANA

             Yo no sé qué pensarán ustedes de esta página. Para mi gusto es
          encantadora. Se ven pasar en ella los personajes como en esas cintas
          de cinematógrafo tomadas hace mucho tiempo: tienen movi-
          mientos bruscos y una ingenuidad cómica en el momento dramá-
          tico. Se ve a doña Marina, nuevo José vendido por sus hermanos,
          símbolo de la misericordia, recibiendo a los suyos que le traen el
          pasado triste. Apenas los ha mirado, ya los perdona. Saca con alarde
          dadivoso la ropa y las joyas. Son cosas que han venido de lejanos
          países maravillosos. Cuenta sus aventuras fantásticas. Presenta a su
          nueva familia. Todos pertenecen a la raza de los extranjeros vence-
          dores. Como es feliz, perdona la maldad pasada y la perdona con
          ostentación de generosidad.
             Durante su evocadora narración tan llena de vida, Bernal Díaz se
          disculpa a cada paso de su falta de estilo, de su desaliño para escribir.
          Asegura que se ha visto obligado “a sacar en limpio de su memoria
          aquellos hechos que no son cuentos viejos, ni historia de romanos,
          sino cosas ocurridas ayer como quien dice” porque letrados y
          conocidos escritores, Gómara entre ellos, han alterado la verdad
          al escribir las crónicas sobre la Conquista de la Nueva España, la
          famosa guerra en la que él combatió más de cien veces. Le duele
          ver maltratar los recuerdos de su juventud y los relata como mejor
          puede a fin de rehabilitarlos. Como no es hombre de letras, sino un

          tosco soldado, una vez terminada su verídica historia le parece tan
          burda que morirá sin haberse atrevido a publicarla. ¡Está tan llena de
          detalles triviales! En efecto: son aquellos que quedan prendidos de la
          memoria como por caprichos de la gracia y que son en su humildad
          toda la poesía del recuerdo: el color de los caballos que fueron a
          la expedición, sus apodos, sus mañas o cualidades, el inesperado
          nacimiento de un potrico hijo de una yegua castaña que nace en el
          buque; la cantidad de casabe y tocino que lleva un soldado llamado
          Juan Cedeño, vecino de La Habana, quien tenía fama de rico. A
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