Page 21 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
P. 21
20 20 INFLUENCIA DE LAS MUJERES EN LA FORMACIÓN DEL ALMA AMERICANA
y falta de aire nuevo en el ambiente. Disgústense o no los mora-
listas, no se detiene una epidemia escondiendo los casos, como se
hace a veces en ciertos puertos cuando a costa de la verdad y de la
salud pública se quiere tener a todo trance carta de limpieza. Las
epidemias se detienen con aire, con luz y con medidas de higiene
moderna que neutralicen las causas, modernas también a veces, que
produjeron el mal. La crisis por la que atraviesan hoy las mujeres
no se cura predicando la sumisión, la sumisión y la sumisión, como
se hacía en los tiempos en que la vida mansa podía encerrarse toda
dentro de las puertas de la casa. La vida actual, la del automóvil
conducido por su dueña, la del micrófono junto a la cama, la de
la prensa y la de los viajes, no respeta puertas cerradas. Como el
radio, que tan exactamente la simboliza, atraviesa las paredes, y
quieras que no, se hace oír y se mezcla a la vida del hogar. Para que
la mujer sea fuerte, sana y verdaderamente limpia de hipocresía, no
se la debe sojuzgar frente a la nueva vida, al contrario, debe ser libre
ante sí misma, consciente de los peligros y de las responsabilidades,
útil a la sociedad, aunque no sea madre de familia, e independiente
pecuniariamente por su trabajo y su colaboración junto al hombre,
ni dueño, ni enemigo, ni candidato explotable, sino compañero y
amigo. El trabajo no excluye el misticismo, ni aparta de los deberes
sagrados, al contrario, es una disciplina más que purifica y fortalece
el espíritu. Pero misticismo, sumisión y pasividad impuestas a la
fuerza porque sí, por inercia de la costumbre, produce peligrosas
reacciones silenciosas, despierta el odio a la cadena, que en otro
tiempo era buena, y agria las almas que en su apariencia de paz,
tomando donde pueden sus represalias, acaban por hacerse sepul-
cros blanqueados. Los verdaderos enemigos de la virtud femenina
no son los peligros a que pueda exponerla una actividad sana, no son
los libros, ni las universidades, ni los laboratorios, ni las oficinas, ni
los hospitales, es la frivolidad, es el vacío mariposeo mundano, con