Page 19 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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quiere con ese lindo cariño desinteresado y doméstico con que se
quiere a los perros, a las flores, a los pájaros enjaulados y en general a
todas las cosas familiares e inútiles.
Era, por lo tanto, natural; lo comprendo, el que hoy, día de mi
llegada a esta casa paterna, se impusiese en mis labios la sonrisa de
una confidencia. Desgraciadamente, la falta de distancia y el exceso
de testigos no me ha hecho posible forjar una bonita historia que
fuese verídica para las necesidades del corazón. Dentro de treinta,
treinta y cinco, o cuarenta años, regresaré a estas ciudades colom-
bianas. Entonces, como en el soneto de Ronsard, temblando de
vejez, entre el huso y la rueca, narraré en la noche junto a la candela,
la historia maravillosa de mi juventud. El incidente narrado en
Ifigenia con el exquisito poeta colombiano, incidente, que según
veo, necesita en Colombia de un nombre propio, podrá tenerlo
entonces. Valiéndome de esa historia y de otras extraordinarias, sin
peligro de que nadie me desmienta, podré así ver reflejada en los
ojos de mis oyentes, no la imagen de lo que soy, sino la visión divina
de lo que hubiera querido ser.
Esta promesa en lo que se refiere a mi persona o primer tema
propuesto. Sobre el segundo tema: el de la vocación literaria, solo
les puedo decir, que por mucho que la busqué para estudiarla, me
pasó lo de siempre: no la encontré. A tal punto esa vocación literaria
acostumbra perderse y desampararme, que cuando a veces algún
detractor –hay siempre murmuradores que por falta de tacto nos
dicen cosas agradables–, cuando algún detractor hizo correr la voz
de que no era yo la verdadera autora de mis libros, fui la primera en
creerlo con bienestar y alegría. Perdida la vocación, me sentía libre
de una gran responsabilidad, perdiendo también los libros. ¿Qué
son, en efecto, las obras realizadas sin la vocación que las reafirme y
proteja de nosotros mismos? Que mis libros ya no son míos, es hasta
cierto punto la verdad. Fuera del nombre, que ha quedado como por