Page 106 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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           brevemente, no se asusten, del último amor de Bolívar. La figura
           de doña Manuelita es en extremo interesante no solo por su lado
           pintoresco, sino porque representa, si bien se analiza el caso de la
           protesta violenta contra la servidumbre tradicional de la mujer a
           quien solo se le deja como porvenir la puerta no siempre abierta
           del matrimonio. Mujer de acción no pudo sufrir ni el engaño ni
           la comedia del falso amor. Hija de la revolución no escuchó más
           lenguaje que el de la verdad y el del derecho a la defensa propia. Fue
           la mujer après guerre de la Independencia. Predicó su cruzada con el
           ejemplo sin perder tiempo y sin dejar escuela.
              Nacida no se sabe bien si en el Ecuador, en la Argentina o en el
           Alto Perú, de una familia distinguida y rica, doña Manuelita, que
           era muy linda y muy joven se había casado siendo casi niña con un
           inglés a quien nunca había querido y quien la aburría de muerte. Un
           día vio desde un balcón a Bolívar que entraba victorioso en Quito,
           se enamoró de él y sin más ni más decidió ante sí misma divorciarse
           de su inglés y casarse con Bolívar. Entonces no existía el divorcio.
           No hubo, por lo tanto, ni abogados, ni proceso, ni ceremonia matri-
           monial, pero tampoco hubo engaño ni escondite. Doña Manuelita
           participó su resolución a todo el mundo, al inglés el primero. El
           inglés aceptó la decisión con tristeza resignada. Como era de esperar
           el resto de la gente se escandalizó. Casi todas las contemporáneas de
           doña Manuelita la rechazaron indignadas. Lo hacían por natural
           espíritu de conservación social y dentro de su criterio tenían razón.
           Pero doña Manuelita no se amedrentó por eso. Nacida y criada en
           plena guerra pensó, no sin cierta lógica, que si se atacaba impune-
           mente el quinto mandamiento “no matarás”, bien se podía atacar la
           indisolubilidad del matrimonio en un caso como el suyo. Y la atacó
           ella sola, de frente, lanza en ristre y pistolas al cinto como solía hacer
           siempre que se urdía alguna grave intriga contra Bolívar o contra
           ella. Dicen algunos que doña Manuelita actuó así porque era atea
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