Page 105 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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          104  INFLUENCIA DE LAS MUJERES EN LA FORMACIÓN DEL ALMA AMERICANA
          hacia La Guaira, es decir, hacia uno de los más bellos destinos que
          haya tenido en la historia hombre ninguno.
             Para hablar de la influencia que en la vida heroica de Bolívar van

          a tener ahora las mujeres se necesitaría por lo menos escribir un libro
          entero. Tierno y apasionado no son solo sus grandes amores los que
          le impulsan, es también el cariño, la piedad y el espíritu de protec-
          ción hacia sus allegadas o sus simples amigas. Los aplausos de las
          mujeres que en todas las capitales de América lo aclaman y lo adoran
          como un dios lo embriagan de orgullo y de felicidad. Después de sus
          grandes victorias piensa con entusiasmo de adolescente en tal o cual
          baile que va a darse en su honor, en las mujeres que van a asistir a
          él; cambia todo un plan de batalla por acudir a una cita; después de
          haber caminado frente a su ejército de la mañana a la noche, baila
          hasta que apunta el día y la presencia de cualquier mujer bonita
          aunque no le conozca lo llena de alegría. En la intimidad de la
          familia atiende sonreído a las amonestaciones de aquella hermana
          María Antonia que tiene sus mismos arranques y su mismo don de
          mando, y un día de gran triunfo en 1827 cuando entrando a Caracas
          bajo palio después de una larga ausencia lo aclama la multitud deli-
          rante, como viera Bolívar asomar allá a lo lejos a su nodriza la negra
          Matea, quien con su blanco paño de esclava por la cabeza llorando
          de emoción le manda besos, él se detiene, hace parar todo el cortejo,
          atraviesa la multitud y corre a abrazar a su negra vieja.
             Doña Manuelita Sáenz, a quien el mismo Bolívar llamó la
          Libertadora del Libertador por haberle ella salvado la vida en dos
          ocasiones, es el último, el más accidentado y el más pintoresco de
          los amores de su vida. ¡Qué lejos por el tiempo y el carácter queda
          esta extraordinaria doña Manuelita de aquella apagada Teresa del
          Toro, tipo de la clásica criolla romántica que pasa en la vida sin dejar
          más huella que el dolor producido por su muerte! No siendo posible
          mencionarlas todas luego de hablar de las dos primeras hablaré,
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