Page 110 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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Teresa de la Parra  109
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           sus dos criadas insultando el decoro y burlando las leyes se presentó
           ayer en la plaza pública, atropelló los guardias que custodiaban el

           hermoso castillo de fuegos artificiales y rastrilló una pistola decla-
           mando contra el Gobierno, contra el pueblo y contra la libertad.
           La sola presencia de esa mujer forma el proceso de la conducta
           de Bolívar...” Y aquí rayos y truenos contra el presidente Caicedo
           quien enterado de lo ocurrido lejos de encarcelar a la agresora había

           ido galantemente hasta su casa con el fin de tranquilizarla y darle
           explicaciones.
              Muerto Bolívar en el aislamiento y en la miseria como todos
           sabemos, el dolor de doña Manuelita no calmó en absoluto sus arre-
           batos vengadores. Los primeros tiempos de su viudez fueron por el
           contrario sumamente tempestuosos. Ahora más que nunca se creía
           obligada a defender su ausente. Como la sombra de Bolívar que la
           inmunizó, hasta entonces no se proyectaba ya sobre ella el Gobierno
           colombiano, resolvió libertarse a toda costa de la Libertadora y se
           le participó con muy buenos modos que estaba desterrada. Doña
           Manuelita dio por no oída la participación y declaró que no saldría
           de su casa bogotana donde la rodeaban tan queridos recuerdos del
           pasado, sino cuando estuviera muerta. El Gobierno insistió en su
           determinación. Doña Manuelita en la suya. Le manifestaron que

           se verían obligados a recurrir a la fuerza y le fijaron un plazo. Termi-
           nado el plazo doña Manuelita se declaró enferma y se metió en cama
           con dos pistolas mientras Natán y Jonatás armadas hasta los dientes
           le guardaban las puertas. Cuando llegó la justicia y vio los aprestos
           de resistencia, temerosa de que hubiese sangre regresó a deliberar
           con el ministro y con el presidente. Después de muchos conciliá-
           bulos y de mucho ir y venir se decidió prender a las dos negras por
           sorpresa y desterrar a doña Manuelita con cama y todo. Tendida
           como los muertos con los pies por delante salió de su casa en camilla,
           para no regresar más. Recordaba siempre la imagen alegórica y la
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