Page 111 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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          110  INFLUENCIA DE LAS MUJERES EN LA FORMACIÓN DEL ALMA AMERICANA
          tenía a mucha honra. Una vez lejos de la casa pidió su caballo para
          seguir el viaje y se dirigió por Cartagena al pueblo de Paita donde

          debía quedarse hasta el final de su vida. Allí guardó su larga viudez y
          solo existió ya para recordar con unción el pasado. Pobre y desvalida
          tuvo que trabajar para sostenerse y hacía jarabes medicinales que
          una de sus negras salía a vender por el pueblo. A poco de su destierro

          murió en el Ecuador, Mr. Thorne, su marido, quien con genero-
          sidad sajona la había absuelto porque quizás la había comprendido.
          La absolución llegaba hasta el punto de nombrarla única heredera
          de su fortuna. Doña Manuelita juzgó que aceptar aquella herencia
          era contrario a su dignidad y a la fidelidad que merecía el recuerdo


          de Bolívar. Renunció, por lo tanto, a la fortuna de Mr. Thorne y
          siguió haciendo jarabes.
             En Paita la encontró, como hemos visto, Simón Rodríguez. En
          Paita la visitó Garibaldi. En Paita alcanzó a conocerla don Ricardo
          Palma quien la describe ya muy vieja sentada en su sillón de paralí-
          tica a un lado del patio en su modesta casita de bahareque. A veces,
          cuenta Palma, alguien que venía a verla o a comprar jarabe pregun-
          taba desde la puerta de entrada:
             —¿Está aquí la Libertadora?
             —Adelante, ¿qué quiere con la Libertadora? –contestaba ella
          desde su silla de ruedas.
             Llevando así con orgullo hasta la vejez su título de Libertadora
          doña Manuelita aparece como el tipo de la mujer fuerte. Personal
          y rebelde se fabricó ella misma su código de moral y dentro de él

          fue consecuente y fiel hasta la muerte. Algunos hallarán paradójica
          esta afirmación tan contraria a la opinión corriente y habrá quien

          se escandalice por ella. Pero que aquel que estando en la miseria sea
          capaz de renunciar a una herencia por rendir culto a un recuerdo,
          que le tire a doña Manuelita la primera piedra.
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