Page 92 - Guanipa-Endenantico
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Guanipa Endenantico
hasta estar frente al cadáver matutino que empezaba a ser
acariciado por el sol de Guanipa. No sé si a los demás, pero
a mí me miró con burla y echonería, mientras subía y bajaba
en un compás perfecto y desesperante, como si al ascender
se fuera a encontrar con la mujer de su carta y, en el mismo
acto, lo bajaban y lo alejaban de su imposible objetivo. Pero él
parecía conforme, a diferencia de los demás trabajadores que
mientras lo observaban con fastidiada curiosidad, hablaban de
la próxima huelga, a la que ya se había adelantado, de brazos
caídos, el ahorcado.
Hasta 1958 el balancín, que se podía divisar en la leju-
ra desde el techo de moriche de mi casa, era independiente,
apolítico y no sé si neutral. Pero una mañana, después del 23
de Enero de ese año, un grito se estampó en su costillar iz-
quierdo, visto desde la acequia: ¡Viva Jóvito, carajo! Las letras
eran amarillas y escuché el leco dos años después de verlas,
cuando aprendí a deletrear en las planas de la escuela: ¡V-i
Vi, v-a va, viva, J-o Jo, v-i vi, t-o to: JOVITO! Pero por el otro
lado, porque estaba naciendo el oportunismo, en letras blancas
se leía: ¡Arriba, Rómulo! Después la cosa se relajó y al paja-
rraco de acero le pintaron en la testa la cachucha del marino
Larrazábal, la boina de los cabezas calientes y ya no se sabía
a quién apoyaba ni con quién estaba el politizado balancín.
Dicen que a todos les regurgitaba en la boca un poco del aceite
que bebía noche y día.
¿Qué clase o especie de ave es el pajarraco insaciable de la
sabana? ¿Por qué no lo encandila el resplandor de los mechurrios?
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