Page 95 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
otras eras perdidas. Y estaban allí, día y noche, a tu alrededor,
con su sorda respiración y sus silentes y aceitosos bufidos de
Oil Company.
Pasaron los años para que otra pobre criatura descora-
zonada se colgara de un balancín. Desde entonces relaciono a
estos pajarracos con el suicidio y la tristeza. Este era un obre-
ro criollo de la lista negra y la máquina de la que se guindó
estaba muerta, detenida, estática, como una incertidumbre.
Me acerqué a curiosearlo camino del liceo. Ya había visto la
película “Los Pájaros” y me pareció que desde alguna parte,
quizás debajo del vientre de la avechucha de hierro, el rostro
relampagueante de candela por los resplandores de los me-
churrios, nos miraba fijamente Alfred Hitchcock.
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