Page 191 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
sexos aislados, muñequitos de plástico orinando, largas uñas
pintadas de rojo o a dos tonos, piedritas, ligas mensajeras,
prendedores, cintas, mechones de cabello, sortijas, frasquitos
de perfume siguemelospasos, trenzas, ojos de zamuro pulidos,
azabaches, paraparas, caramelos, cintillos y suspiros envueltos
en celofán. Es decir, todo el liceo o buena parte de él metido
en esa gaveta que estuve escudriñando durante más de una
hora. Todo eso era el pasado pero estaba allí, metido en la
gaveta. Eran las tantas vainas que habíamos echado, ahora
bajo la guardia caprichosa del jefe de la Seccional N° 1. Pensé:
una de dos: o este tipo es un morboso o es un masoquista:
una de dos o las dos cosas a la vez y más todavía: morboso,
masoquista, dudoso, coleccionista y jefe de la Seccional N° 1:
espléndido currículum vitae para aspirar a la meta última del
escalafón. Arranqué dos páginas del cuaderno de las negras
biografías, en las que se nos calumniaba a Kyra y a mí de cosas
insanas en la azotea, las rompí, las eché al cesto y salí, rumbo
a la dirección, como más liviano.
Casi se me olvida que si me metí en el liceo fue para
robarme el examen de química, pues era sumamente excitante
andar por esos salones amplios y solitarios –más amplios que
de costumbre–, donde no se escuchaba ni el paso de una tiza
sobre los pizarrones. El liceo silencioso, como achicado ante
mi presencia, todos sus salones vacíos, sus baños avergonza-
dos, sus seccionales y salas de profesores indefensas, expuestas
a que yo le diera rienda suelta a mis venganzas tanto tiempo
acariciadas en un pupitre; todo en el más triste desamparo,
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