Page 15 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
“De la noche venimos y hacia la noche vamos”, canta el
poeta Vicente Gerbasi. Y es el camino hacia aquellas noches
primeras, tomando de aquí y allá, entre geógrafos e historia-
dores, como llegamos no solo al espíritu de aquellas tenaces
etnias que eran dueñas y señoras de estas tierras, sino al origen
mismo del nombre que nos viene desde el siglo XVIII, cuando
los grandes gatos reinaban donde todavía no se habían en-
frentado el arcabuz y la flecha. Más abajo, hondo en la tierra,
ignorado de todos, yacía un Rey Dormido que siglo y medio
después lo trastocaría todo: el Rey Petróleo, para decirlo con
el título de un libro de Domingo Alberto Rangel.
1933 es el año de gracia en que este monarca comienza a
bostezar y a estirarse. A ratos, para desazón de los buscadores
de oro negro, se despaturra y vuelve a quedarse dormido. En
efecto, el pozo OG-1, cuya perforación se inició el 23 de febrero
de 1933, luego de llegar a una profundidad de 1884,88 metros,
solo recompensó a los pioneros con gas seco. La frustración
fue enorme y suspendieron ahínco y sueño hasta el 31 de enero
de 1934. Esta historia nos la cuenta el periodista de excepción
que es don Calazán Guzmán. Su amena obra sobre lo que fue
y es El Tigre me releva de repetir lo que él ya investigó, vivió
y escribió de manera insuperable. Él nos dice:
“El pozo permaneció inactivo hasta 1937, cuando des-
pués de hacerle un reacondicionamiento a nivel de ingenie-
ría, se reinician las labores, obteniendo en esta oportunidad
una producción de 1.327 barriles diarios, comprobándose
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