Page 17 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
en problemas de planificación urbana, deficiencia cuando no
anarquía en muchos de sus servicios y otras carencias con las
que, de ninguna manera, tenemos que acostumbrarnos a vivir.
Ha habido también, porque todo no es culpa del impulso vio-
lento del petróleo, desidia, ineptitud e improvisación en mu-
chos de quienes han ejercido el gobierno local. Lo digo como
un hecho histórico, una verdad de la que se debe aprender si
la autocrítica es constructiva y pretendemos enmendar; en
modo alguno es un pase de factura porque no es el momento
para hacerlo y ello, en todo caso, le corresponde a la comuni-
dad, y en segundo lugar, porque es una falta de cortesía estar
sacando viejas cuentas en la casa de quien está cumpliendo
años. Mas no debemos olvidar la sabia frase, según la cual
quien no conoce la historia está condenado a repetirla, inclu-
so con sus errores. Y es lo que debemos evitar: transitar por
rutas ya trilladas de yerros y equívocos. Quizás los cometamos
cuando, como decía Antonio Machado, hagamos camino al
andar. Pero reincidir en lo que ya debemos dar por superado,
es inaceptable.
También conspiró contra un desarrollo más armónico
y sostenido de la ciudad el centralismo político y económico
que caracterizó al país. La frase “Caracas es Caracas y lo demás
es monte y culebra” lo resumía con ácido humor popular y
desdeñoso. Un centralismo que también se manifiesta hacia
el interior de los estados, donde la capital de cada entidad
federal repetía (y repite) los vicios y defectos de la estructura
administrativa nacional, como si el país todo fuese una especie
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