Page 91 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
que estaban saqueando en esa población, que estaban
quemando vehículos (…). Eso, agregado a que la policía
no podía actuar, fue influenciado en la psiquis de al-
gunas personas, porque creo que no había la idea de que
la gente bajara de los cerros. Las imágenes de televisión
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animaron a saquear .
En rigor, los medios mostraron la «vitrina rota» y los
sucesos en vivo cuando las masas apedreaban «el escapa-
rate de la democracia latinoamericana». Esa era su función
y responsabilidad. El efecto que sus transmisiones produ-
jeron en los habitantes de los barrios y en la población en
general, más allá de las apreciaciones de cada quien, ame-
rita una investigación seria y rigurosa que todavía no se ha
realizado y que desborda los objetivos y alcances de nuestro
trabajo. De lo que sí no queda duda es en cuanto a que, para
la mayoría de los cinco millones de habitantes del área me-
tropolitana, la realidad del Caracazo fue la ofrecida por los
medios, la que recibieron a través de la televisión. Para usar
la imagen del expresidente Caldera, en la pequeña pantalla
los venezolanos vieron la ruptura de su vitrina.
LOS DÍAS DESPUÉS
El Ejército aplastó a sangre y fuego la revuelta popular.
La suspensión de las garantías constitucionales hizo de
Caracas, para la primera semana de marzo, una ciudad
desierta, fantasmagórica. Era el turno de las furgonetas
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Henry Vivas, «Falló la labor de inteligencia el 27-F», en: El Nacional,
Caracas, 27 de febrero de 1989, p. D-4.
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