Page 80 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo


            los fundadores de la democracia venezolana, transida por la
            amenaza, cierta o posible, de que esa democracia se perdiera.
                El sistema democrático no caería, pero el modelo bi-
            partidista que lo sustentaba estaba seriamente golpeado;
            sin exagerar, se podría decir que herido de muerte, aunque
            sus cúpulas dirigentes, con el control de los poderes pú-
            blicos, no lo creyeran así. Los partidos Acción Democrá-
            tica y Copei seguían siendo eficaces maquinarias con las
            riendas del aparato del Estado en sus manos y funciona-
            rios en todo el país, pero ya sin la legitimación del res-
            paldo popular. Tendrían que saborear los reveses de las
            elecciones de 1993 y 1998 para que terminaran de aceptar
            la realidad. Cuando el expresidente Caldera, en su dis-
                       o
            curso del 1.  de marzo de 1989, dijo con angustia que la vi-
            trina de la democracia venezolana había sido rota, le faltó
            precisar que la llamada show mindow por los norteame-
            ricanos se venía astillando desde hacía tiempo. El Cara-
            cazo se encargó de hacer volar los vidrios. Pero la imagen
            internacional del país la habían dañado la corrupción, el
            despilfarro y la ineficiencia. No podía estar intacta una
            ventana por la que habían entrado y se habían gastado,
            entre 1973 y 1984, más de 200 000 millones de dólares.
            El escritor Arturo Uslar Pietri, para hacer más gráfica esta
            fabulosa suma de dinero producto de la explotación pe-
            trolera, la compara con la ayuda que recibió Europa para
            su reconstrucción después de la Segunda Guerra Mun-
            dial. «Es el equivalente —ha dicho— de veinte planes
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            Marshall» . Esta misma imagen ya la había empleado, en
            1971, el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su leída
            obra Las venas abiertas de América Latina:


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               A. Uslar Pietri, ob. cit., p. 13.
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