Page 322 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
Por el lado de los militares también parece que se eco-
nomizan proyectiles, disparando a objetivos concretos con
ráfagas cortas.
El frío de la madrugada, o más probablemente el
miedo, hace temblar mi cuerpo de tal manera que apenas
puedo sostener lápiz y libreta mientras escribo.
A las cuatro de la mañana solo se escuchan esporádicos
disparos, lo que indica que lo peor de la batalla ha pasado
y la cercanía del día anuncia el fin de las hostilidades.
UN NUEVO DÍA
6:30 a. m., jueves 2. Salgo hacia El Nacional completa-
mente extenuado. Alguien comenta cerca de mí, en el as-
censor, que fueron tres los muertos durante la noche y que
antes, en el día, varios apartamentos fueron saqueados
(ello explica la ausencia de gente en el mío). Yo solo pienso
que afortunadamente sigo vivo, la ciudad muestra aún su
aspecto de campo de batalla. ¡Qué peo!, me digo, mientras
tomo el Metro hacia Capitolio.
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