Page 325 - Fricción y realidad en el Caracazo
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Crónicas de la desesperación urbana
                              FIN DE MUNDO
                             josé ignacio cabrujas
                                     Crónica










              No fue el asalto al Palacio de Invierno. Nadie cantó la
              Internacional, ni las imágenes nos mostraron esa horda
              famélica, en trance de gritar quién sabe si ¡Pan! ¡Pan!,
              o Justicia!, o ¡Muera la tiranía! Conservo siempre en la
              memoria de mis sonrojos, una de las peores películas que
              he visto en mi vida. Me refiero a Queimada, aquel engendro
              de Pontecorvo donde a la mitad, el pueblo de Cartagena
              representado por unos negrazos y unas viejas de pañoleta
              gritaban: ¡Bread! ¡Bread!, tal como les gusta imaginar a los
              comunistas italianos una insurrección tercermundista, dis-
              tribuida por Warner Brothers. ¡Dénles su Holsum!, gritó
              en las cercanías un saboteador de solemnidades y todo en
              el cine fue familia.
                  Casi nunca las masas claman. Si acaso repiten las pa-
              labras de algún abanderado, siempre y cuando se trate
              de alguna proposición rítmica, como la del pueblo unido
              jamás será vencido, tan de mala suerte y peor augurio
              como cantar «Bella Ciao». Pero en este caso, los gritos
              que alcancé a oír a través de la fina sensibilidad de los
              micrófonos eran consignas aisladas, sumamente pragmá-
              ticas, como por ejemplo, ¡En esa zapatería se acabaron los

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