Page 320 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo


            el de una muchacha muerta en la mañana. Su cuerpo no
            había podido ser rescatado debido a los francotiradores.



            NOCHE DE TERROR EN EL 23 DE ENERO


            Cuando por fin alcancé la planta baja del edificio, estaba
            convencido de que mis azares habían terminado. El ruido
            de los disparos no me impediría dormir en cálida cama
            luego de un buen baño.
                La realidad, lamentablemente, era muy diferente,
            aterradora.
                Cuando llegué al apartamento, en el piso catorce (úl-
            timo), me encuentro que está cerrado y vacío. Eran las seis y
            media, el toque de queda declarado y la balacera in crescendo.
                Solo había una opción: quedarme allí, al final de la esca-
            lera frente a la desesperante puerta cerrada del apartamento.
                Hice acopio de toda la calma posible para prepararme
            y enfrentar la noche de terror que me aguardaba, pero mis
            exagerados cálculos se quedaron minimizados ante los
            hechos de que fui testigo.
                Con la certeza de que en cualquier momento subiría
            por esa escalera un civil o un militar que, dadas las cir-
            cunstancias, y hasta justificadamente, dispararía sobre mí
            sin hacer preguntas, permanecí allí por espacio de doce
            horas. Las más largas y angustiosas de mi vida.



            UNA CRUENTA BATALLA


            Son ahora las 9:30 p. m. La balacera es ensordecedora. En
            la azotea, exactamente sobre mí, adivino un francotirador

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