Page 267 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
narración. Para ello, obviamente, es necesario utilizar
todos los recursos que nos pueda facilitar la literatura.
Quienes escribimos sobre el Caracazo de esta manera, lo
hicimos buscando ese efecto, para lograr la mayor com-
prensión posible de lo que estaba ocurriendo.
Los columnistas
A diferencia del reportero, el columnista escoge sus temas,
se lija su pauta, pero por los días del estallido social de
1989, el Caracazo, impuso la pauta y el tema a periodistas
de planta, a colaboradores, e incluso, a muchos literatos
que sintieron la necesidad y el compromiso de escribir
sobre lo que estaba ocurriendo. Armando José Sequera,
periodista egresado de la Universidad Central de Vene-
zuela, guionista de radio, cuentista y novelista, mantenía
por ese entonces una columna en El Diario de Caracas, con
el nombre de «Crónicas de la desesperación urbana». El
Caracazo se metió en su obra narrativa y periodística. Pá-
ginas atrás analizamos su crónica titulada «Calma tensa».
Además de vivir como ciudadano la explosión popular,
la miró y expresó en su doble condición de periodista y es-
critor. Al entrevistarlo, nos enteramos que incorporó anéc-
dotas del Caracazo en su novela La comedia urbana. Con
esta obra, obtuvo el Premio Bienal Internacional Mariano
Picón Salas. Durante la revuelta, observó que ocurrían cosas
tan insólitas y absurdas que ningún escritor se hubiera atre-
vido a escribir para no caer en la inverosimilitud; sin em-
bargo, acota, la realidad no teme a ser inverosímil. De allí
que, como escritor, haya recogido historias escuchadas en
las calles y que luego incorporó a su novela. Con respecto
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