Page 218 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo


            se impuso al narrador marginal y penetra en su monólogo.
            Sin embargo, de inmediato, retoma el hilo narrativo, su
            tono, y cierra el cuento breve con el entierro del difunto,
            con una metáfora que se capta en el marco referencial que
            es la ciudad de Caracas: «Quedaste bajo una ceiba vieja,
            en otro cerro». Así es, el Caracazo fue el día en que ba-
            jaron los cerros, los pobres de solemnidad, los marginales.
            Y sus víctimas fueron enterradas en la parte alta del Ce-
            menterio General del Sur, en un lugar llamado La Peste,
            en otro cerro. La ironía desplegada por el narrador a lo
            largo del relato al final se transforma, se cierra en humor
            negro. El cerro es el destino de los marginales, de la cuna
            a la tumba.
                Concluyamos con un detalle, obviamente extralite-
            rario, pero definitivamente periodístico. Es uno de esos as-
            pectos de la creación literaria que no se pueden conocer
            a través del análisis de los textos. El Papel Literario de El
            Nacional solicitó a Ángel Gustavo Infante un relato breve
            sobre el Caracazo. Este lo escribió, pero no tenía forma de
            hacerlo llegar al periódico. Entonces vivía en El Valle, uno
            de los sectores de la ciudad donde los hechos resultaron más
            violentos. Sin fax y con el toque de queda decretado, salir
            a la calle era casi un suicidio. Decidió entonces dictarlo
            (transmitirlo) por teléfono, como cualquier corresponsal en
            tiempo de guerra. El narrador estuvo en el velorio (lo cu-
            brió), lo hizo cuento breve y lo transmitió telefónicamente.
            Este rol periodístico se lo impusieron las circunstancias.
            Nos enteramos de esta parte anecdótica pero significativa
            por la entrevista que le hicimos a Infante. El periodismo
            y la literatura no intercambiaron sus recursos únicamente
            en la elaboración de sus respectivos géneros. Se entrecru-
            zaron en los textos y, también, en la calle.

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